Es este el error más común que se puede observar en las representantes del género femenino.
Un hombre, con ganas de pasarlo bien y poco más, le propone a una mujer (o la mujer le propone a él, aquí el orden de los factores no altera el producto) pasar un rato divertido. La mujer (o el hombre) acepta, y de hecho se divierten tanto que acuerdan "seguir divirtiéndose" del mismo modo en el futuro.
Y punto, solo eso, diversión.
Ah... pero el plan oculto de la mujer, tan segura de que el hombre ha quedado fascinado con sus encantos, es enamorarle poco a poco, en contra lo que convinieron y contra la intención de su partenaire, hasta que llegue un momento en que no pueda vivir sin ella.
Así comienza la historia. La continuación se puede adivinar, porque el que más o el que menos, si no lo ha vivido, conoce a alguien que sí. El hombre se sigue divirtiendo sin pensar en nada más, y es la mujer la que se va obsesionando poco a poco. Se siente dolida y humillada al ver que todas sus artimañas de seducción caen en saco roto. Rechazada cuando él prefiere pasar el fin de semana viendo el partido de fútbol con sus amigos, en vez de en un refugio de montaña con ella. No correspondida por todo lo que hace por él, y lo poco que recibe a cambio, y viendo que él no siente absolutamente nada - aparte de atracción física y, quizá, cierta simpatía - por ella.
Y suma y sigue, hasta que llega un punto en que la mujer, harta de que el hombre pase de ella, le eche tal rapapolvo (del que, por cierto, él no entenderá absolutamente nada) que le haga salir huyendo cual si de un atleta olímpico se tratara.
¡Oh, pobrecita mujer, qué mal la trata el hombre! ¡Cómo se ha desvivido ella por él, y que poco y que mal la ha correspondido! La pobrecita se siente tan desengañada que no querrá saber nada de los hombres en, por lo menos, dos semanas, y le contará a todo el que quiera - o no - escucharla lo mal que le trató su supuesto novio (que no era más que un amante ocasional, pero ese detalle ella lo ocultará con recelo, por lo poco conveniente), y lo mucho que la ignoraba.
Cuando un hombre dice "No me voy a enamorar de ti", ¿qué es lo que escucha exactamente una mujer? ¿Tenemos un factor proteico en nuestro adn que hace que no percibamos la palabra "no" cuando la pronuncia un hombre en ciertas frases? ¿Y qué es lo que nos hace pensar que somos tan fantabulosas que conseguiremos que cambie de idea? Porque si realmente fuéramos así, ¿no tendríamos ya pareja, y no necesitaríamos recurrir a engañar y manipular a alguien que solo quiere divertirse?
Si un hombre dice "quiero pasar un rato divertido", es que quiere sexo. En cualquiera de sus variantes, eso sí, pero nada más. Si le gusta, querrá repetir. Pero no porque se haya enamorado de su amante, sino porque le gusta hacerlo con su amante. Quizá muchas mujeres deberían consultar "amor" en un diccionario de sinónimos, y ver que entre las palabras sugeridas, "lujuria" no está entre ellas.
El resultado de la sordera selectiva de las mujeres en estos casos es que al implicado le saldrá fama de insensible y mentiroso, cortesía de la despechada en cuestión, que ni es despechada ni es nada, sino que solamente pecó de orgullosa en su momento, y no sabe reconocer que el error fue suyo por no atenerse a las normas que se pactaron. Mala fama que seguramente le cree problemas en el futuro, y que ni sabrá cómo se ha buscado ni por qué se la mereció.
Simplemente, no puedes reprocharle nada a un hombre que te dijo que no te iba a amar porque no te ame.
Que sí, que puede que tú seas esa mujer que consiga que aquel hombre superficial, hedonista, y que manifestó la primera vez que os acostasteis que aquello era sexo y nada más, caiga rendido a tus pies. No lo pongo en duda. Pero yo por si acaso, cuando un tío me diga eso, voy a optar por creerle.
Y quizá estaría bien que el resto comenzara a hacer lo mismo.
Un hombre, con ganas de pasarlo bien y poco más, le propone a una mujer (o la mujer le propone a él, aquí el orden de los factores no altera el producto) pasar un rato divertido. La mujer (o el hombre) acepta, y de hecho se divierten tanto que acuerdan "seguir divirtiéndose" del mismo modo en el futuro.
Y punto, solo eso, diversión.
Ah... pero el plan oculto de la mujer, tan segura de que el hombre ha quedado fascinado con sus encantos, es enamorarle poco a poco, en contra lo que convinieron y contra la intención de su partenaire, hasta que llegue un momento en que no pueda vivir sin ella.
Así comienza la historia. La continuación se puede adivinar, porque el que más o el que menos, si no lo ha vivido, conoce a alguien que sí. El hombre se sigue divirtiendo sin pensar en nada más, y es la mujer la que se va obsesionando poco a poco. Se siente dolida y humillada al ver que todas sus artimañas de seducción caen en saco roto. Rechazada cuando él prefiere pasar el fin de semana viendo el partido de fútbol con sus amigos, en vez de en un refugio de montaña con ella. No correspondida por todo lo que hace por él, y lo poco que recibe a cambio, y viendo que él no siente absolutamente nada - aparte de atracción física y, quizá, cierta simpatía - por ella.
Y suma y sigue, hasta que llega un punto en que la mujer, harta de que el hombre pase de ella, le eche tal rapapolvo (del que, por cierto, él no entenderá absolutamente nada) que le haga salir huyendo cual si de un atleta olímpico se tratara.
¡Oh, pobrecita mujer, qué mal la trata el hombre! ¡Cómo se ha desvivido ella por él, y que poco y que mal la ha correspondido! La pobrecita se siente tan desengañada que no querrá saber nada de los hombres en, por lo menos, dos semanas, y le contará a todo el que quiera - o no - escucharla lo mal que le trató su supuesto novio (que no era más que un amante ocasional, pero ese detalle ella lo ocultará con recelo, por lo poco conveniente), y lo mucho que la ignoraba.
Cuando un hombre dice "No me voy a enamorar de ti", ¿qué es lo que escucha exactamente una mujer? ¿Tenemos un factor proteico en nuestro adn que hace que no percibamos la palabra "no" cuando la pronuncia un hombre en ciertas frases? ¿Y qué es lo que nos hace pensar que somos tan fantabulosas que conseguiremos que cambie de idea? Porque si realmente fuéramos así, ¿no tendríamos ya pareja, y no necesitaríamos recurrir a engañar y manipular a alguien que solo quiere divertirse?
Si un hombre dice "quiero pasar un rato divertido", es que quiere sexo. En cualquiera de sus variantes, eso sí, pero nada más. Si le gusta, querrá repetir. Pero no porque se haya enamorado de su amante, sino porque le gusta hacerlo con su amante. Quizá muchas mujeres deberían consultar "amor" en un diccionario de sinónimos, y ver que entre las palabras sugeridas, "lujuria" no está entre ellas.
El resultado de la sordera selectiva de las mujeres en estos casos es que al implicado le saldrá fama de insensible y mentiroso, cortesía de la despechada en cuestión, que ni es despechada ni es nada, sino que solamente pecó de orgullosa en su momento, y no sabe reconocer que el error fue suyo por no atenerse a las normas que se pactaron. Mala fama que seguramente le cree problemas en el futuro, y que ni sabrá cómo se ha buscado ni por qué se la mereció.
Simplemente, no puedes reprocharle nada a un hombre que te dijo que no te iba a amar porque no te ame.
Que sí, que puede que tú seas esa mujer que consiga que aquel hombre superficial, hedonista, y que manifestó la primera vez que os acostasteis que aquello era sexo y nada más, caiga rendido a tus pies. No lo pongo en duda. Pero yo por si acaso, cuando un tío me diga eso, voy a optar por creerle.
Y quizá estaría bien que el resto comenzara a hacer lo mismo.
Conozco hombres asi, de hecho, he conocido a un par asi, de..si si solo diversion pero mi plan oculto es que te enamores, y cuando ven que no, sufren una pataleta-rabieta
ResponderEliminarhombres? que curioso, hubiera jurado que era solo un defecto femenino o_O (ahora mi opinión sobre los hombres ha caído un poco más XD)
ResponderEliminarA mi me pasó una vez esto, aunque no soy muy de "divertirme". Y no veas la bronca que me llevé, lo malvado, egoista, manipulador e insensible que se supone que había sido. Casi me lo creí, oye.
ResponderEliminarDesde entonces no me fío de esos acuerdos. Que luego hay que denunciarla por infamias, y como son contratos verbales no hay quien demuestre nada.
PD: Lo malo es que me "divierto" menos de lo que me gustaría xD
Yo soy una firme defensora de que si me dicen que sólo quieren diversión, sólo quieren diversión. Pero tienes razón, la mayoría de mujeres se pasan esos acuerdos verbales un poco por el forro. Puede ser porque no sean lo suficientemente maduras, o por exceso de ego, qué se yo.
ResponderEliminarY lo mismo si yo solo quiero divertirme, me toca mucho la moral que me llamen todos los días durante tres semanas - y yo cuelgue siempre - después de que dejase claro que "solo era una noche" ._.
me has recordado un chiste de Bartual, de "el jueves", que ha salido esta semana: ante una amiga que le dice que "lo siente por él, pero la chica que le gusta es lesbiana" el chico pone cara de felicidad y se le ve pensar "¡chachi! ¡si consigo llevarmela al catre no pondrá pegas para un trío con otra tía!
ResponderEliminarSi es que la testosterona nos vuelve idiotas. idiotas. y luego está el puto verano.
por cierto, lo de los pactos así de sinceros la verdad es que no lo he vivido. es más un juego del gato y el ratón en el que las cosas se insinúan y tal... tanto por un lado como por el otro. Los tíos, creo yo, somos más de insistencia cuando no hay ninguna posibilidad, no de enamorar lentamente a una persona con la que hemos dicho que sólo queríamos sexo...
ResponderEliminarLo que pasa es que tanto hombres como mujeres somos seres sociales, y el amor es una manera de socializar. Al final, el sentido de posesión es algo universal; unas personas lo tienen más marcado y otras menos, pero no creo que sea algo genético (más allá de las diferencias hormonales obvias), sino algo social y educativo.