Ir al contenido principal

En el trabajo

Presiono Alt-tab para que la ventana con el editor de textos desaparezca de la pantalla, mientras oigo las suelas de goma de los zapatos de mi jefe deslizarse por el suelo de su despacho, acercándose a la puerta que comunica con la sala donde yo trabajo.
Intento recordar qué estaba haciendo la última vez que esto sucedió, porque en cuanto mis jefes dejan de tener a tiro mi monitor, me pongo a editar mi curriculum y a enviarlo, como si de spam se tratara, a cualquier empresa susceptible de contratarme.
Hago uso de mi ya bastante anquilosada verborrea, don de gentes, capacidad de convicción y talla 95B de sujetador, para hacerle ver a mi jefe que estoy ensimismada con la mierda de trabajos que me asignan una vez él, otra vez mi otro jefe, en ocasiones los dos a la vez, y a veces los clientes descontentos cuyas quejas tengo que recibir yo, cual contenedor de desechos.
Soy la única mujer de la empresa. Eso no es un problema, y en mi último trabajo lo veía más como una ventaja. Pero aquí me siento extraña, ajena. Me miran con duda en sus ojos, convencidos de que no soy capaz de hacer lo que en mi opinión podría llevar a cabo un niño de pecho... Nunca me he sentido más "mujer" que ahora... No sé si me explico.
Es como un infierno atemporal. Me veo obligada a vivir en él ocho horas cada día, pero los dioses saben que si no fuera porque es estrictamente necesario, preferiría trabajar de barrendera a estar sentada en esta asquerosa silla en este almacén reinventado en oficina, escribiendo línea tras línea de sinsentidos en un programa que otros han escrito y nadie se ha molestado en explicarme.
Escribir sinsentidos en el programa que otros han escrito y nadie se ha molestado en explicarme... que ironía... Pues no es esa la historia de mi vida?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una por partes (4)

Carlota abrió los ojos. Y los cerró casi de inmediato, cegada por la luz de la habitación. Tenía muchísimo calor, pero cuando intentó apartar la manta notó que no podía mover el brazo. No le dolía, pero lo tenía totalmente entumecido. Asustada, se dio cuenta de que su otro brazo y sus piernas estaban igual. Intentó mover el tronco, con el mismo resultado. Volvió a abrir los ojos, esta vez más despacio, y vio un techo y unas paredes blancas que no eran las de su cuarto. Alguien entró en su campo de visión y comenzó a acariciarle el pelo y darle besos en la frente. Parecía que hablaba, pero Carlota sólo podía escuchar un eco lejano, como si la estuvieran hablando a través de agua. La persona que la abrazaba se alejó y Carlota pudo ver que era su madre, que tenía la cara bañada en lágrimas. Intentó preguntarle dónde estaba, pero no consiguió articular ningún sonido. Su madre le puso el índice sobre los labios, como para que guardara silencio, y le dijo algo con una sonrisa llorosa....

Sin abono transportes

El lunes 25 de Mayo de este año pagué un abono transportes. Y digo pagué, porque como no me dieron el abono transportes, el verbo "comprar" no tiene mucho significado en la frase. Tras hablar con el operario que estaba en la taquilla en ese momento, que este efectuase las llamadas pertinentes, y que me pidiese mi DNI, mi número de cuenta, y el recibo que la expendedora me había dado, se llegó a la resolución de que, efectivamente, se había cometido un error y había que ingresarme en mi cuenta el dinero que había pagado por el abono. Aclaro a priori que yo no puse ninguna reclamación. El operario hizo él todas las gestiones necesarias, y se solucionó el problema en media hora. Yo no rellené ningún formulario de reclamación, ni me entregaron ningún justificante de reclamación. Sólo me dieron un justificante de "Comunicación de incidencias con repercusión económica en instalaciones de venta y peaje", en el que se declaraba que Metro de Madrid debía ingresarme los 60,60...

¿Por qué las mujeres corren con las piernas juntas?

Me prometí a mi misma que no comentaría nada de esto en mi blog, porque ya bastante fama de misógina tengo como para encima echar más leña al fuego, pero es que todos los días viendo este extraño comportamiento ya clama a los dioses... Que os lo habéis ganado a pulso chicas, yo lo siento pero es así ._.U Para variar, esta entrada va dirigida a las que se den por aludidas directamente, y a nadie más. Si al leerlo piensas "¿yo hago eso?", está claro que no va por ti XDD Y siempre desde el cariño y sin ánimo de ofender, espero que os lo toméis como lo que es, una sátira. ................................. Siempre que veo a una mujer - o joven, o niña, o aborto mal completado - correr, ya sea para coger el metro, persiguiendo al petardo de la pandilla, o cruzando por un semáforo en rojo, me fijo en que nunca doblan las rodillas. Dan saltitos con las piernas prácticamente rectas, como si caminasen pero intentando ir rápido. O como si alguien les hubiese atado las rodillas con una c...