Los hombres no deben disfrutar en absoluto del sexo.
Para una mujer, el sexo es concentrarse en el momento, aislarse de cualquier distracción externa y disfrutar de cada una de las sensaciones del momento. Para un hombre, es enumerar los aleros de todos los equipos de primera división, los reyes godos, los aminoácidos que componen cada una de las proteínas, o cualquier lista larga de cosas aburridas.
Obviando los preliminares, cuando a una mujer la penetran, no está ni mínimamente cerca de llegar al clímax. Cuando el hombre penetra a la mujer, hace un rato que está a punto de llegar...
El tiempo que va desde que a la mujer la penetran hasta que, digamos, "termina" - si es que ese momento llega -, hasta el último poro de su piel está disfrutando. Está allí, consciente, atenta a cada movimiento de caderas, a cada sensación - incluido el dolor, claro - que le produce su pareja. El tiempo que va desde que el hombre penetra a la mujer hasta que no puede aguantar más y se corre, lo pasa imaginando que no está allí, sino en un lugar aburrido, rodeado de cosas desagradables o con gente que no le cae bien, mientras su cerebro lucha contra su biología e intenta por todos los medios no hacer lo que su cuerpo le pide a gritos desde hace un buen rato.
Debe ser horrible. Todavía no entiendo por qué les gusta tanto.
Para una mujer, el sexo es concentrarse en el momento, aislarse de cualquier distracción externa y disfrutar de cada una de las sensaciones del momento. Para un hombre, es enumerar los aleros de todos los equipos de primera división, los reyes godos, los aminoácidos que componen cada una de las proteínas, o cualquier lista larga de cosas aburridas.
Obviando los preliminares, cuando a una mujer la penetran, no está ni mínimamente cerca de llegar al clímax. Cuando el hombre penetra a la mujer, hace un rato que está a punto de llegar...
El tiempo que va desde que a la mujer la penetran hasta que, digamos, "termina" - si es que ese momento llega -, hasta el último poro de su piel está disfrutando. Está allí, consciente, atenta a cada movimiento de caderas, a cada sensación - incluido el dolor, claro - que le produce su pareja. El tiempo que va desde que el hombre penetra a la mujer hasta que no puede aguantar más y se corre, lo pasa imaginando que no está allí, sino en un lugar aburrido, rodeado de cosas desagradables o con gente que no le cae bien, mientras su cerebro lucha contra su biología e intenta por todos los medios no hacer lo que su cuerpo le pide a gritos desde hace un buen rato.
Debe ser horrible. Todavía no entiendo por qué les gusta tanto.
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