Ir al contenido principal

Despiertas

Abres los ojos de pronto, sorprendido, como si no supieras qué haces aquí. Giras la cabeza, me ves tumbada a tu lado, y tu sorpresa aumenta. Reculas un poco cuando me acurruco contra tí, te echas a un lado de la cama. Me vuelvo a acercar, buscando el calor de tu cuerpo, y tú pareces darte cuenta de pronto de que no llevo ropa encima. Justo en el mismo momento en que eres consciente de que tú también estás desnudo.
- ... Pero... ¿Qué... - comienzas a balbucir. No encuentras las palabras, pero yo sé qué vas a preguntar
- ¿Has dormido bien? - te sonrío mientras hablo, con esa sonrisa adormilada de gatita que suelo poner cuando tengo sueño
- ¿Dónde... dónde estoy?... ¿Qué haces... aquí... tú?
- Estás aturdido aún por el sueño... anda, relájate, descansa un ratito. Aquí tenemos todo el tiempo del mundo
Te incorporas en la cama, me miras aturdido
- ¿Qué es esta habitación? ¿Y por qué estamos desnudos?
Suspiro. Al final tendré que explicártelo, como a un niño pequeño. ¿No puedes simplemente disfrutar del momento?
- Dime, ¿qué suelen haber hecho las parejas si se despiertan desnudas, abrazadas, en una cama?
Te sonrojas, pero no por mucho tiempo. Tu mirada de pronto se dirige a las paredes, a la pequeña ventana por la que entra la luz del sol más benévolo. Con la mirada perdida en el horizonte, me haces la pregunta que yo estaba esperando.
- ¿Es esto... un sueño?
- ¿Acaso importa? - Alargo un brazo, poso mi mano sobre la tuya. Te giras hacia mí, aún con la mirada perdida, y la enfocas en mi cara. Con un gesto, te invito a tumbarte de nuevo, cosa que haces, y esta vez no te apartas cuando me pego a ti, sino que me abrazas con fuerza.
- ¿Vas a estar aquí cuando me despierte?
La pregunta me enternece. Te sonrío, las lágrimas asomándome a los ojos.
- Si tú quieres, estaré
Me abrazas con más fuerza. Es tan agradable estar acurrucada junto a ti...
- Entonces estáte, por favor.
Te doy un beso en la punta de la nariz, y escondo mi cabeza en tu pecho. Quiero disfrutar de cada momento antes de que se acabe...

Te despiertas sólo en tu habitación. Por un momento no recuerdas nada, y de pronto el sueño te vuelve a la memoria. Te giras a un lado y a otro, buscando. Pero no estoy ahí. Sólo está el anhelo de tenerme entre tus brazos.
Has vuelto a soñar lo mismo una noche más. Una noche más, me anhelas con más intensidad. Una mañana más, despiertas deseando que esté a tu lado, pero no estoy.

Cada noche que sueñas conmigo, cada día que tu anhelo de mí crece... cada noche que te despiertas llamándome, el sueño está más cerca de hacerse realidad...
Así que sigue soñando conmigo, por favor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin abono transportes

El lunes 25 de Mayo de este año pagué un abono transportes. Y digo pagué, porque como no me dieron el abono transportes, el verbo "comprar" no tiene mucho significado en la frase. Tras hablar con el operario que estaba en la taquilla en ese momento, que este efectuase las llamadas pertinentes, y que me pidiese mi DNI, mi número de cuenta, y el recibo que la expendedora me había dado, se llegó a la resolución de que, efectivamente, se había cometido un error y había que ingresarme en mi cuenta el dinero que había pagado por el abono. Aclaro a priori que yo no puse ninguna reclamación. El operario hizo él todas las gestiones necesarias, y se solucionó el problema en media hora. Yo no rellené ningún formulario de reclamación, ni me entregaron ningún justificante de reclamación. Sólo me dieron un justificante de "Comunicación de incidencias con repercusión económica en instalaciones de venta y peaje", en el que se declaraba que Metro de Madrid debía ingresarme los 60,60...

Oda a mi ego (o Porque Yo Lo Valgo)

Ayer tenía la intención de empalmar, dado que me he tirado todo el fin de semana durmiendo, y tengo el sueño ya no cambiado, sino totalmente desquiciado. Pensaba que una terapia de choque me lo regularía, aunque al final acabé yéndome a la cama a las tres y cuarto, porque se me cerraban los ojos frente al ordenador y no podía teclear y usar la tableta gráfica mientras me sujetaba los párpados, me faltaban manos. Así que sobre las tres de la mañana comencé a recoger el chiringuito y a preparar las cosas para hoy, que iba a ser un día muy liado. En uno de los paseos por el cuarto me vi reflejada en el espejo. Por algún extraño motivo, suelo ponerme bastante guapa cuando tengo sueño o estoy especialmente decaída - es por eso por lo que afirmaré hasta la muerte que yo he nacido para gótica -, y como ayer se cumplían los dos supuestos, incluso con ojeras y todo me gustó mucho mi reflejo. Así que cogí el móvil, y me hice unas cuantas fotos en las que, oh milagro de la naturaleza, apenas sí s...

Harta

Estoy harta. Muy harta. Me hartaba cuando me decíais cómo debía vivir, y me callaba. Me hartaba cuando me enumerabais todo lo que era bueno o malo para mi, y me callaba. Me hartaba cuando me decíais qué fallaba en mi manera de ser, qué fallaba en mi vida, por qué no era feliz, y me callaba. Me callaba y agachaba la cabeza incluso cuando me enseñabais el tono en el que debía hablarle a los demás. Y vosotros, con vuestro inconmensurable ego sacado de Dios sabe dónde, creíais que lo hacía no por educación - cosa de la que a todas luces vosotros carecéis -, sino porque teníais razón. No os parabais a pensar que quizá lo que para vosotros era tan bueno a mi igual me parecía una mierda; simplemente "sabíais" que las cosas se debían hacer como las hacíais vosotros. Cuestionabais mi modo de vida delante de gente que me era querida y me valoraba, y no sólo me heristeis a mi, sino que hicisteis que quien os oía comenzase a pensar lo mismo que vosotros. Y aún así me callaba. Habéis hech...