Ir al contenido principal

Ooooohhh yeah

Oh si, una chica gato. Esas hermosuras tienen taaaanto morbo... Con qué gusto me lo montaría con una de ellas, chico. Ahora que está tan de moda eso del furry... Yo no soy como esos pervertidos que se lo harían a las pobres ardillas del retiro, pero una preciosidad con orejillas gatunas sobresaliéndole del pelo, ojillos rasgados, y una colita traviesa justo encima del respingón trasero... Joder, cómo me pongo solo pensando en ello.
Y... uhm... una guerra nuclear... no, después de la guerra nuclear. Un futuro post-apocaliptico. Con armas laser, explisiones nucleares, y lava. Mucha lava.
La preciosidad tiene que ser militar. O paramilitar. No, paramilitar suena muy mal, eso que lo sean los malos. Ella podría pertenecer a la resistencia de... digamos... ¿contra la opresión del gobierno? Pero qué más da a lo que pertenezca... la cosa es que lleve esa ropita ceñida que llevan todas las chicas de acción en las películas. Un top tan minúsculo que de perfil se le pueda ver practicamente todo, sí. Y un pantalón de camuflaje, con botas militares. Pantalones militares tan bajos que se le pueda ver el bello púbico. Ooohhh dios mio, cómo me pone.
Y... ¿cuela que sea una damisela en apuros? No, mejor una chica guerrera... con sus dos Desert Eagle bien cargadas, repartiendo leña a diestro y siniestro, los cadáveres de los dictadores paramilitares (signifique lo que signifique, tiene pinta de ser malo, así que los malos serán paramilitares) cayendo a su paso. Pero si no puedo salvarla de los malos... Ah, claro. Mucho mejor. Que me salve ella a mí.
Imaginate, aquella preciosidad matándo militares a su paso, reventando el camión donde me tienen esposado y sedado... Uhm... poco creible... mejor que vaya con refuerzos, no ella sola.
Como decía, ella y sus compañeros reventando el camión donde me tienen esposado y sedado... los malos cayendo muertos ante ella como insectos ante un matarratas... ella devolviéndome la consciencia con un apasionado beso, y luego metiéndome de nuevo en el camión, entrando tras de mi, y cerrando las puertas para dejarnos algo de intimidad...
Dios, puedo sentirla sobándome como la zorrita que es, deslizándose hasta mi bragueta... Joder qué subidón...
¿Eh? ¿Qué? Ah, mierda... Menudo momento tiene mi jefe para llamarme a su despacho... Sí, joder, ya voy. No, no estaba en las nubes, estaba haciendo cálculos mentales. Estamos a fin de mes, calculaba la prima que me tocaba con este sueldo. No, no es ningun chiste. Sí, coño, que ya voy.
Joder... y con la pedazo erección que tengo... espero que no se fije... ostia, esta es más grande de lo normal... Bueno, las manos a los bolsillos, y esperemos que nada más entrar me ofrezca asiento...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cosas para hacer bulto mientras se me ocurre algo

Estoy fascinada. Llevo más de dos semanas de convivencia con otras cinco chicas, en una casa que si bien de modo absoluto es desproporcionadamente grande, al añadir el dato de que alberga a seis féminas se vuelve de tamaño medio. La segunda ducha - ahora ya está demostrado, con voltímetro y notario incluidos - da calambre, así que sólo tenemos un cuarto de baño completo para ducharnos. El suelo de tarima flotante tiene complejo de capa tectónica y no para de ondularse y abombarse por todos lados. Durante dos terribles días el fregadero y la lavadora se declararon en huelga y se negaron a expulsar agua por sus respectivos desagues. Internet sólo va como Dios manda en el salón, y en las habitaciones nos dedicamos a conectarnos a las redes no seguras que estén detectables en cada momento - menos yo, que como mi habitación no es exterior no cojo ninguna -. El extractor de la cocina sólo funciona cuando el calentador está parado y las luces secundarias de la cocina apagadas. Vamos, que no p

Crónica de una búsqueda de piso - Tercera entrega: Como toda trilogía, la tercera parte es la última

Sí señores, parece que ya tengo un lugar a donde irme a vivir cuando me vaya de la trampa psicológica en la que se ha convertido mi actual hogar. Y es una pena, porque tras cada mudanza paso por un periodo de adaptación que suele durar entre dos y tres meses, durante los cuales estoy bastante de los nervios porque no reconozco mi hogar en el sitio en el que vivo. Y ya llevo tres mudanzas en menos de un años. Echad cuentas de cuántos meses he estado de los nervios. .. ........................................ Primera parte aquí Segunda parte aquí Viernes. Ese día tenía concertadas tres visitas a pisos: Un ático a compartir con otras tres chicas a las seis y media, un piso a compartir con una francesa y una inglesa a las siete y media, y otro a compartir con dos chicos y una chica a las ocho y media. Tras una agradable comida con Trini y un no menos agradable paseo por el abrasador sol de Madrid centro, cogí el autobús en Guzmán el Bueno en dirección a Argüelles, la zona donde estaban los

Oda a mi ego (o Porque Yo Lo Valgo)

Ayer tenía la intención de empalmar, dado que me he tirado todo el fin de semana durmiendo, y tengo el sueño ya no cambiado, sino totalmente desquiciado. Pensaba que una terapia de choque me lo regularía, aunque al final acabé yéndome a la cama a las tres y cuarto, porque se me cerraban los ojos frente al ordenador y no podía teclear y usar la tableta gráfica mientras me sujetaba los párpados, me faltaban manos. Así que sobre las tres de la mañana comencé a recoger el chiringuito y a preparar las cosas para hoy, que iba a ser un día muy liado. En uno de los paseos por el cuarto me vi reflejada en el espejo. Por algún extraño motivo, suelo ponerme bastante guapa cuando tengo sueño o estoy especialmente decaída - es por eso por lo que afirmaré hasta la muerte que yo he nacido para gótica -, y como ayer se cumplían los dos supuestos, incluso con ojeras y todo me gustó mucho mi reflejo. Así que cogí el móvil, y me hice unas cuantas fotos en las que, oh milagro de la naturaleza, apenas sí s