Ir al contenido principal

Divagando

El ruido suave que hacen las teclas de los ordenadores al pulsarlas es hipnótico. Junto con los susurros de mis compañeros de trabajo, sentados delante mía, está adormeciéndome.
Puedo teclear sin mirar al teclado ni al monitor; de hecho puedo teclear sin pensar lo que estoy escribiendo, tanta práctica tengo ya programando. Una pequeña parte de mí está sentada delante del ordenador tecleando, y otra, la mayor parte, decide dejar la pequeña sala donde trabajo para buscar lugares más interesantes.
Hago mentalmente la lista de la compra. Luego, mentalmente también, tomo nota de las tareas de las que me tengo que encargar cuando llegue a casa hoy. Miro el correo. Ojeo los foros en los que estoy registrada. Observo los bucles perfectos de mi compañera de trabajo, dos filas delante de la mía, y decido ir a la peluquería a hacerme una permanente nada más cobre este mes.
Pienso en lo que hice ayer, en lo que queda de semana, en la amiga a la que me he encontrado hoy en el metro yendo al trabajo, y en lo que me ha contado. Anoto mentalmente que debo llamarla para volver a verla; se quedó a medias de contarme algo muy interesante.

No sé si es el ambiente del edificio, tan aséptico e impersonal, pero estoy algo decaída. O quizá es el sueño. Vuelvo a mi cuerpo a tiempo de minimizar el navegador en el que estoy escribiendo un correo electrónico, justo antes de que mi jefe llegue al ángulo de visión de mi pantalla.
Medito sobre temas más trascendentales, que suelen acabar hundiéndome la moral. Pienso en las palabras y los actos, el sedentarismo, el conformismo, la fosilización. Pienso en los factores que favorecen el progreso, y los que lo frenan, a nivel de población y de individuo. "Las poblaciones aisladas evolucionan mucho más rápido que las globalizadas", pienso. La competencia favorece la evolución, lo mires por donde lo mires.
No sé por qué he acabado pensando en esto, la verdad. Últimamente pienso mucho, a mi pesar. La gente parece empeñada en que siga pensando, por mucho que me resista. Y cuando no estoy pensando en lo que me dicen, mi cerebro se revela, y surgen ideas de la nada. Como ésta del avance del progreso.
Me gustaría no pensar tanto. De hecho, me gustaría no pensar en absoluto. ¿Qué tiene de malo ser una cabeza hueca? Seguramente duermas mejor por las noches, cerrarás los ojos y no aparecerán de pronto todos esos pensamientos que me llevan provocando insomnio desde hace meses.

Déjame en paz, no quiero pensar. Digas lo que digas, tener tantas cosas en la cabeza no es bueno, y tú deberías saberlo también. Sobre todo si por mucho que te esfuerces no logras sacarlas. Y mucho más si una de esas cosas eres tú.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mi primera cita a ciegas

Como últimamente no salgo de casa, y de camino al curro y de vuelta a casa el catálogo de cosas raras que me puede pasar es muy limitado, tendré que empezar a desempolvar alguna que otra escena de mi trastorna... asoci... esto... de mi adolescencia. ........................................................ Cuando rozaba la veintena - más bien por abajo que por arriba - mi amiga Patricia me organizó un par de citas a ciegas. Citas que organizó con la mejor de las intenciones, y que tuvieron un resultado fantástico. Si es que quería que me hiciese lesbiana, claro. Un día Patri le estaba intentando organizar una cita a ciegas a un amigo de un amigo que conoció por Internet - allá por los tiempos en que tener un módem de 56Kb era lo más -. Como todas las amigas libres de Patricia le dijeron que no, supongo que antes de comenzar a proponérselo a los hombres se le ocurrió que yo también era una mujer, y me lo preguntó. Antes de proseguir, añado un dato. Unas pocas semanas antes de lo que cuen...

Sin abono transportes

El lunes 25 de Mayo de este año pagué un abono transportes. Y digo pagué, porque como no me dieron el abono transportes, el verbo "comprar" no tiene mucho significado en la frase. Tras hablar con el operario que estaba en la taquilla en ese momento, que este efectuase las llamadas pertinentes, y que me pidiese mi DNI, mi número de cuenta, y el recibo que la expendedora me había dado, se llegó a la resolución de que, efectivamente, se había cometido un error y había que ingresarme en mi cuenta el dinero que había pagado por el abono. Aclaro a priori que yo no puse ninguna reclamación. El operario hizo él todas las gestiones necesarias, y se solucionó el problema en media hora. Yo no rellené ningún formulario de reclamación, ni me entregaron ningún justificante de reclamación. Sólo me dieron un justificante de "Comunicación de incidencias con repercusión económica en instalaciones de venta y peaje", en el que se declaraba que Metro de Madrid debía ingresarme los 60,60...

Palosofía (1)

En el principio, Dios creó el palo. Y el palo medró y convivió con el resto de animales. Y Dios vio que era bueno. Más tarde, Dios creó al hombre. Y el hombre medró y gobernó con justicia a los demás seres vivos de la creación. Y Dios vio que era bueno Entonces los hombres encontraron el palo. Y comenzaron a atizarse los unos a los otros con él. Y Dios dijo, "Mieeeeerrrrda" Y así fue como Dios creó los tacos. ....... Este bonito extracto de un texto apócrifo de la Biblia, cuya existencia sólo ha sido revelada a unos pocos elegidos a lo largo de la historia, y que tras una ardua investigación yo he descubierto, nos revela la estrecha relación entre el ser humano y el palo a lo largo de los siglos. No hay más que echar un vistazo a la relación de cualquier persona con el palo a lo largo de su vida. Desde su más tierna infancia, cualquier niño encontrará en un palo a su mejor amigo. Y el gato de la familia a su peor pesadilla, pero esa no es la especie de la que estamos hablando...