Ir al contenido principal

Mi camarera también libra T_T

En los escasos dos meses que llevo en mi nuevo y flamante trabajo he cogido el hábito de desayunar en una cafetería, que hay enfrente del edificio donde curro, antes de entrar a trabajar. Aparte de hacer que llegue siempre de cinco a quince minutos tarde, el rato que pasa desde que entro hasta que salgo de la cafetería me ayuda a cargar las pilas. El establecimiento en cuestión tiene una concepción muy americana, pero al menos las chicas de detrás del mostrador dan un trato bastante amigable, en concreto una de ellas. Sonríe mucho, y tardó solamente tres días en quedarse con mi cara y con lo que desayuno.
No me considero una persona demasiado maniática, pero lo que desayuno, y cómo lo desayune, pueden hacer que empiece el día con una sonrisa o con ganas de querer matar a alguien. Por eso me gusta desayunar en esa cafetería, porque la camarera y su amabilidad me animan la mañana, por muchos empujones que me hayan dado en el metro hasta llegar allí.
Hoy me ha molestado un montón no verla. Tampoco pasa nada, la gente tiene derecho a librar, y más teniendo en cuenta que seguramente ella trabajó durante todo el puente. Pero es que las dos camareras que había en su lugar... En fin, que estaban a lunes. No me habría sorprendido que, con esa cara y ese tono de voz, la leche que me ha echado una de ellas en el café se agriara de camino a la taza. Naturalmente, el bollito de leche con jamón york y queso y el manchado han compensado de lejos los malos modos de la camarera, pero me he quedado con la sensación de que le faltaba algo a la mañana.
No sé si soy muy exigente, pero que te den el café con una sonrisa por las mañanas... no sé, a mí me alegra el día.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin abono transportes

El lunes 25 de Mayo de este año pagué un abono transportes. Y digo pagué, porque como no me dieron el abono transportes, el verbo "comprar" no tiene mucho significado en la frase. Tras hablar con el operario que estaba en la taquilla en ese momento, que este efectuase las llamadas pertinentes, y que me pidiese mi DNI, mi número de cuenta, y el recibo que la expendedora me había dado, se llegó a la resolución de que, efectivamente, se había cometido un error y había que ingresarme en mi cuenta el dinero que había pagado por el abono. Aclaro a priori que yo no puse ninguna reclamación. El operario hizo él todas las gestiones necesarias, y se solucionó el problema en media hora. Yo no rellené ningún formulario de reclamación, ni me entregaron ningún justificante de reclamación. Sólo me dieron un justificante de "Comunicación de incidencias con repercusión económica en instalaciones de venta y peaje", en el que se declaraba que Metro de Madrid debía ingresarme los 60,60...

Los manuales son para los débiles

Resulta curioso que escriba esto justo tras la entrada en la que admito que un manual en concreto me resultó útil. Pero soy mujer, contradecirme de una frase a otra es una de mis prerrogativas. Que si resulta que después de todo no era tan diferente al resto de mujeres, pues qué tontería no beneficiarme de las ventajas de ser lerd... mujer, verdad?. Esta entrada no es realmente graciosa, es sólo un chiste privado. Pero me apetecía escribirla. .................................... Mi amiga Trini se ha unido a la moda de los JASE (jóvenes aunque sobradamente emancipados), y ayer me invitó a ver su casa después del trabajo. La casa es una cucada, ya le he dicho que mejor no la pierda de vista que igual un día se despierta y se encuentra que me he llevado la casa. Lo que más me ha molado ha sido el orden de prioridades en que la está amueblando: Salvo los muebles que ya estaban, está prácticamente vacía. Sólo ha puesto una cosa en las estanterías del salón. Un tomo de Sandman. Para cenar sa...

Oda a mi ego (o Porque Yo Lo Valgo)

Ayer tenía la intención de empalmar, dado que me he tirado todo el fin de semana durmiendo, y tengo el sueño ya no cambiado, sino totalmente desquiciado. Pensaba que una terapia de choque me lo regularía, aunque al final acabé yéndome a la cama a las tres y cuarto, porque se me cerraban los ojos frente al ordenador y no podía teclear y usar la tableta gráfica mientras me sujetaba los párpados, me faltaban manos. Así que sobre las tres de la mañana comencé a recoger el chiringuito y a preparar las cosas para hoy, que iba a ser un día muy liado. En uno de los paseos por el cuarto me vi reflejada en el espejo. Por algún extraño motivo, suelo ponerme bastante guapa cuando tengo sueño o estoy especialmente decaída - es por eso por lo que afirmaré hasta la muerte que yo he nacido para gótica -, y como ayer se cumplían los dos supuestos, incluso con ojeras y todo me gustó mucho mi reflejo. Así que cogí el móvil, y me hice unas cuantas fotos en las que, oh milagro de la naturaleza, apenas sí s...