Ir al contenido principal

Lobo y la Caperucita Feroz (parte 7)

La alfombra que se hizo con la piel del lobo era tan inmensa que hubo que recortarla, y aún así cubría el suelo de todo el salón. El pelaje de la bestia era muy suave, e invitaba a caminar descalzo sobre él. Caperucita se acostumbró a quitarse los zapatos al llegar a casa, solo para poder disfrutar de la suavidad del pellejo curtido de aquel animal.
Ese pequeño gesto solía alegrarle el día, por malo que hubiera sido, porque le hacía recordar cómo había llegado al suelo del salón aquella alfombra: Cómo había podido deshacerse de la carcamal de su abuela quedando absuelta de toda culpa.
En su plan original para acabar con la vieja, Caperucita contaba con que la descerebrada de su madre, que no distinguía entre un caniche y una tetera, creyera la versión de su hija a pies juntillas y no hiciera preguntas sobre la desaparición de su madre. Pero había demasiados cabos sueltos, y corría el riesgo de que alguien terminara agarrando uno. Sin embargo, como fue el lobo quien mató a su abuela, devorándola, entonces sí que nadie podría sospechar nunca de ella.
También tuvo la suerte de que pasara por ahí el guardabosques, porque así hubo un testigo que respaldó su historia. Además, se suponía que ella era una niña indefensa. ¿cómo iba a haber matado a un lobo de tamaña envergadura ella sola, por muy armada que estuviera?
"Lo mejor vino cuando llegamos a casa, y monté el numerito de las lágrimas y la histeria", pensó mientras salía del salón y se dirigía a su cuarto. No cabía duda de que había sido una gran interpretación, la de aquella tarde. Y la de los sollozos al día siguiente, cuando su madre la despertó con un cuenco de fresas con nata y medio bizcocho de yogur.
Caperucita decidió fingir que tardaba en superar lo que sucedió aquel día, en parte porque se suponía que alguien tan sensible como ella no se repondría de inmediato, y en parte porque aunque ella ya era una niña mimada de por sí, estaba disfrutando de lo lindo con los cuidados extra que recibía de su madre: Pudo faltar a clase durante casi dos meses, durante los cuales no tuvo que limpiar ni ordenar su cuarto ni una sola vez, y pudo comer cuanto quiso a cualquier hora del día.
Sí, definitivamente, aquel día en el bosque la suerte le había sonreído.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué las mujeres corren con las piernas juntas?

Me prometí a mi misma que no comentaría nada de esto en mi blog, porque ya bastante fama de misógina tengo como para encima echar más leña al fuego, pero es que todos los días viendo este extraño comportamiento ya clama a los dioses... Que os lo habéis ganado a pulso chicas, yo lo siento pero es así ._.U Para variar, esta entrada va dirigida a las que se den por aludidas directamente, y a nadie más. Si al leerlo piensas "¿yo hago eso?", está claro que no va por ti XDD Y siempre desde el cariño y sin ánimo de ofender, espero que os lo toméis como lo que es, una sátira. ................................. Siempre que veo a una mujer - o joven, o niña, o aborto mal completado - correr, ya sea para coger el metro, persiguiendo al petardo de la pandilla, o cruzando por un semáforo en rojo, me fijo en que nunca doblan las rodillas. Dan saltitos con las piernas prácticamente rectas, como si caminasen pero intentando ir rápido. O como si alguien les hubiese atado las rodillas con una c...

Harta

Estoy harta. Muy harta. Me hartaba cuando me decíais cómo debía vivir, y me callaba. Me hartaba cuando me enumerabais todo lo que era bueno o malo para mi, y me callaba. Me hartaba cuando me decíais qué fallaba en mi manera de ser, qué fallaba en mi vida, por qué no era feliz, y me callaba. Me callaba y agachaba la cabeza incluso cuando me enseñabais el tono en el que debía hablarle a los demás. Y vosotros, con vuestro inconmensurable ego sacado de Dios sabe dónde, creíais que lo hacía no por educación - cosa de la que a todas luces vosotros carecéis -, sino porque teníais razón. No os parabais a pensar que quizá lo que para vosotros era tan bueno a mi igual me parecía una mierda; simplemente "sabíais" que las cosas se debían hacer como las hacíais vosotros. Cuestionabais mi modo de vida delante de gente que me era querida y me valoraba, y no sólo me heristeis a mi, sino que hicisteis que quien os oía comenzase a pensar lo mismo que vosotros. Y aún así me callaba. Habéis hech...

Sin abono transportes

El lunes 25 de Mayo de este año pagué un abono transportes. Y digo pagué, porque como no me dieron el abono transportes, el verbo "comprar" no tiene mucho significado en la frase. Tras hablar con el operario que estaba en la taquilla en ese momento, que este efectuase las llamadas pertinentes, y que me pidiese mi DNI, mi número de cuenta, y el recibo que la expendedora me había dado, se llegó a la resolución de que, efectivamente, se había cometido un error y había que ingresarme en mi cuenta el dinero que había pagado por el abono. Aclaro a priori que yo no puse ninguna reclamación. El operario hizo él todas las gestiones necesarias, y se solucionó el problema en media hora. Yo no rellené ningún formulario de reclamación, ni me entregaron ningún justificante de reclamación. Sólo me dieron un justificante de "Comunicación de incidencias con repercusión económica en instalaciones de venta y peaje", en el que se declaraba que Metro de Madrid debía ingresarme los 60,60...