Ir al contenido principal

Lobo y la Caperucita Feroz (parte 8 - Final)

A partir de aquel día, el guardabosques procuró tratar lo menos posible a Caperucita y a su madre. Todo el mundo sabía que la niña era caprichosa, maleducada y alborotadora. La mitad de las madres de la aldea la odiaban porque arrastraba a sus hijos con ella en sus travesuras. Y respecto a su madre, era un claro ejemplo de ceguera condicionada: Nada malo que le dijeran sobre su hija podía ser cierto. Desde que su esposo muriera, Caperucita se había convertido en una especie de apóstol al que ella idolatraba y consentía. Todo el que conocía a hija y madre estaba de acuerdo en que si la niña era así, era en gran parte gracias a la educación que había recibido.

Pero lo que jamás se le ocurriría a nadie en la aldea es que la muchacha fuera una asesina. Y menos al guardabosques. Admitía que la niña era bastante irascible, y que los días que visitaba a la anciana y estaba ella en la casa, su actitud hacia él y hacia su abuela siempre había sido de odio mal disimulado. Claro que el comportamiento de aquella señora tampoco era como para cogerle cariño. Seguramente iba en los genes.

Realmente, el guardabosques se negaba a creer que todo aquello fuera un ardid de Caperucita. Pero había demasiadas evidencias... El rastro de sangre que se había encontrado en el sendero pertenecía, sin lugar a dudas, al lobo que había encontrado medio muerto en la casa de la anciana. Y ese camino era el que tomaba Caperucita para ir a ver a su abuela. Por otro lado, la niña le había dicho que la pistola con la que intentó defenderse de aquel monstruo la había puesto allí su madre, para que la pobre anciana tuviera con qué defenderse en caso de necesidad. Pero la madre no sabía nada de un arma. Y por el reguero se sangre, el lobo había sido herido mucho antes de llegar a la casa de la vieja. Y además, ¿como es que devoró a la vieja masticando minuciosamente cada bocado, y a la niña se la tragó entera? La abuela estaba medio digerida, así que estaba claro que se la había tragado bastante antes que a Caperucita, al contrario de lo que ella había dicho. Por último, el lobo estaba casi desangrado cuando lo encontró, y si la niña acababa de dispararle, por las heridas que tenía era totalmente imposible que hubiera perdido tanta sangre en tan poco tiempo.

Todo eran incongruencias. Pero si realmente era aquella niña el verdadero monstruo... Al guardabosques le daba verdadero terror pensar qué sería capaz de hacer con él una niña que había dado buena cuenta de su abuela y de una bestia como la que había visto en aquella casa, y había sido capaz de disfrazarlo todo de trágico accidente.

Mejor hacer como que se había tragado el cuento, e intentar tratar lo menos posible a Caperucita en el futuro... Y si era totalmente obligatorio volver a verla, ya se procuraría él no disgustarla, si es que realmente apreciaba su vida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin abono transportes

El lunes 25 de Mayo de este año pagué un abono transportes. Y digo pagué, porque como no me dieron el abono transportes, el verbo "comprar" no tiene mucho significado en la frase. Tras hablar con el operario que estaba en la taquilla en ese momento, que este efectuase las llamadas pertinentes, y que me pidiese mi DNI, mi número de cuenta, y el recibo que la expendedora me había dado, se llegó a la resolución de que, efectivamente, se había cometido un error y había que ingresarme en mi cuenta el dinero que había pagado por el abono. Aclaro a priori que yo no puse ninguna reclamación. El operario hizo él todas las gestiones necesarias, y se solucionó el problema en media hora. Yo no rellené ningún formulario de reclamación, ni me entregaron ningún justificante de reclamación. Sólo me dieron un justificante de "Comunicación de incidencias con repercusión económica en instalaciones de venta y peaje", en el que se declaraba que Metro de Madrid debía ingresarme los 60,60...

Los manuales son para los débiles

Resulta curioso que escriba esto justo tras la entrada en la que admito que un manual en concreto me resultó útil. Pero soy mujer, contradecirme de una frase a otra es una de mis prerrogativas. Que si resulta que después de todo no era tan diferente al resto de mujeres, pues qué tontería no beneficiarme de las ventajas de ser lerd... mujer, verdad?. Esta entrada no es realmente graciosa, es sólo un chiste privado. Pero me apetecía escribirla. .................................... Mi amiga Trini se ha unido a la moda de los JASE (jóvenes aunque sobradamente emancipados), y ayer me invitó a ver su casa después del trabajo. La casa es una cucada, ya le he dicho que mejor no la pierda de vista que igual un día se despierta y se encuentra que me he llevado la casa. Lo que más me ha molado ha sido el orden de prioridades en que la está amueblando: Salvo los muebles que ya estaban, está prácticamente vacía. Sólo ha puesto una cosa en las estanterías del salón. Un tomo de Sandman. Para cenar sa...

Oda a mi ego (o Porque Yo Lo Valgo)

Ayer tenía la intención de empalmar, dado que me he tirado todo el fin de semana durmiendo, y tengo el sueño ya no cambiado, sino totalmente desquiciado. Pensaba que una terapia de choque me lo regularía, aunque al final acabé yéndome a la cama a las tres y cuarto, porque se me cerraban los ojos frente al ordenador y no podía teclear y usar la tableta gráfica mientras me sujetaba los párpados, me faltaban manos. Así que sobre las tres de la mañana comencé a recoger el chiringuito y a preparar las cosas para hoy, que iba a ser un día muy liado. En uno de los paseos por el cuarto me vi reflejada en el espejo. Por algún extraño motivo, suelo ponerme bastante guapa cuando tengo sueño o estoy especialmente decaída - es por eso por lo que afirmaré hasta la muerte que yo he nacido para gótica -, y como ayer se cumplían los dos supuestos, incluso con ojeras y todo me gustó mucho mi reflejo. Así que cogí el móvil, y me hice unas cuantas fotos en las que, oh milagro de la naturaleza, apenas sí s...