Me lleva pasando todos los veranos, desde aquel primer año que mis padres se fueron al pueblo en Julio y Agosto, y me dejaron la casa para mi solita. Como bien enuncia la ley de Murphy, al igual que en época de exámenes siempre surge algo que te impide estudiar lo suficiente, cuando tienes todo el tiempo del mundo para holgazanear (obviando las ocho horas diarias de trabajo, claro), te da pánico tener la cabeza desocupada.
Siempre me surge algún tipo de problema que hace que tema los momentos de inactividad como si fueran la peste. Más o menos me las apaño durante el día, leyendo, navegando por Internet, yendo de compras o saliendo con los amigos. Pero cuando llega la noche ya no hay actividad que valga... Siempre intento acostarme tarde, y lo suficientemente cansada como para caer dormida según me tumbe en la cama. Pero como realmente no hago ningún esfuerzo físico, es totalmente imposible que me canse lo suficiente como para conseguirlo. Y me quedo tumbada en la cama, dando vueltas yo y dándoselas a mi cabeza, hasta que Dios sabe qué fuerza benévola decide hacerme caer en la inconsciencia.
Aunque luego están las pesadillas. Una vez me duermo, mi entrañable amigo el cerebro parece negarse a dejar de funcionar, y sueño todo tipo de cosas desagradables. Con suerte simplemente serán pesadillas normales, pero algunas veces son sueños relacionados con los temas que he estado ahuyentando durante todo el día a base de no parar quieta.
El resultado es que ni duermo ni descanso lo suficiente, y suelo dormirme por las mañanas. Cuando no trabajaba esto no era un problema grave. Pero desde que me tengo que levantar a las seis y cuarto para ir al trabajo, está empezando a resultar un problema más que grave. Y lo peor es que tanto pensar y tan poco dormir me van destrozando poco a poco los nervios, lo cual me causa insomnio... Que lo que me sucede a mi en verano es un círculo vicioso, vaya.
Hoy he pasado toda la tarde temiendo el momento de tener que volver a casa. Cuando parecía evidente que tendría que hacerlo, intenté por todos los medios no pasar la noche sola: Me aterra la sola idea de tumbarme en la cama y empezar a pensar.
Pero no ha habido suerte, supongo que porque es miércoles y mañana la gente tendrá que madrugar (y yo también, todo sea dicho).
Y ahora estoy sola en mi cuarto, a la una de la mañana, mirando con miedo el colchón en el que antes o después me tumbaré para intentar dormir un par de horas, y en el que seguramente pase la primera hora de "sueño" dando vueltas de un lado a otro, pensando.
Por eso escribo esto, para no tener que acostarme todavía.
Siempre me surge algún tipo de problema que hace que tema los momentos de inactividad como si fueran la peste. Más o menos me las apaño durante el día, leyendo, navegando por Internet, yendo de compras o saliendo con los amigos. Pero cuando llega la noche ya no hay actividad que valga... Siempre intento acostarme tarde, y lo suficientemente cansada como para caer dormida según me tumbe en la cama. Pero como realmente no hago ningún esfuerzo físico, es totalmente imposible que me canse lo suficiente como para conseguirlo. Y me quedo tumbada en la cama, dando vueltas yo y dándoselas a mi cabeza, hasta que Dios sabe qué fuerza benévola decide hacerme caer en la inconsciencia.
Aunque luego están las pesadillas. Una vez me duermo, mi entrañable amigo el cerebro parece negarse a dejar de funcionar, y sueño todo tipo de cosas desagradables. Con suerte simplemente serán pesadillas normales, pero algunas veces son sueños relacionados con los temas que he estado ahuyentando durante todo el día a base de no parar quieta.
El resultado es que ni duermo ni descanso lo suficiente, y suelo dormirme por las mañanas. Cuando no trabajaba esto no era un problema grave. Pero desde que me tengo que levantar a las seis y cuarto para ir al trabajo, está empezando a resultar un problema más que grave. Y lo peor es que tanto pensar y tan poco dormir me van destrozando poco a poco los nervios, lo cual me causa insomnio... Que lo que me sucede a mi en verano es un círculo vicioso, vaya.
Hoy he pasado toda la tarde temiendo el momento de tener que volver a casa. Cuando parecía evidente que tendría que hacerlo, intenté por todos los medios no pasar la noche sola: Me aterra la sola idea de tumbarme en la cama y empezar a pensar.
Pero no ha habido suerte, supongo que porque es miércoles y mañana la gente tendrá que madrugar (y yo también, todo sea dicho).
Y ahora estoy sola en mi cuarto, a la una de la mañana, mirando con miedo el colchón en el que antes o después me tumbaré para intentar dormir un par de horas, y en el que seguramente pase la primera hora de "sueño" dando vueltas de un lado a otro, pensando.
Por eso escribo esto, para no tener que acostarme todavía.
Hola! Me he encontrado tu blog pasenado por ahí, y me gusta.
ResponderEliminarTe he puesto un comentario muuy muy largo en tu entrada de junio "Una de psicología".
Te seguiré visitando :P
Ciao!
Nas :3
ResponderEliminarMe alegra que te guste mi blog ^^ me esfuerzo por actualizarlo a menudo y tenerlo bonito :P
Ya lo he leído, ya ._. Una no sabe si alegrarse al ver que no es la única a la que le pasan ciertas cosas, o maldecir por ver la cantidad de basura que hay en el mundo. A veces uno se pregunta qué narices andará haciendo Dios para permitir ciertas cosas... (desde mi punto de vista al menos)
Bsines :3