No quiero que llegue mañana. Quiero que este momento cristalice y se haga eterno, que ignore el paso de los días. Porque no soporto pensar que, incluso antes de comenzar, tenía ya establecida la fecha para su fin.
Maldigo al tiempo, esa cuarta dimensión en la que estamos atrapados los seres vivos, condenados a pasar toda nuestra insignificante existencia atravesándola, sometidos a sus caprichos. Decida como decida tratarnos, siempre acaba destruyéndonos, y me atrevo a decir que disfruta con ello. No importa lo alto que consigas subir mientras avanzas por ella, o lo mucho que luches para conservar lo poco que la vida te ha ofrecido; tarde o temprano acabarás cayendo. Tarde o temprano se te arrebatará todo lo que se te ha dado. Tarde o temprano llorarás por lo que tuviste y no se te permitió conservar.
Y el caso es que yo no quiero tener que volver a llorar.
Maldigo al tiempo, esa cuarta dimensión en la que estamos atrapados los seres vivos, condenados a pasar toda nuestra insignificante existencia atravesándola, sometidos a sus caprichos. Decida como decida tratarnos, siempre acaba destruyéndonos, y me atrevo a decir que disfruta con ello. No importa lo alto que consigas subir mientras avanzas por ella, o lo mucho que luches para conservar lo poco que la vida te ha ofrecido; tarde o temprano acabarás cayendo. Tarde o temprano se te arrebatará todo lo que se te ha dado. Tarde o temprano llorarás por lo que tuviste y no se te permitió conservar.
Y el caso es que yo no quiero tener que volver a llorar.
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