Guardo todos los momentos de mi vida en una cajita, como preciadas fotografías, para ni olvidar ni perder ninguna. Todo lo que he vivido, lo bueno y lo malo, es lo que me ha hecho como soy; uno se hace a sí mismo a partir de sus vivencias. No entiendo a la gente que reniega de cierta etapa de su vida, o decide olvidarla, o reinterpretar los hechos, para que lo que le haya sucedido sea menos doloroso para ellos. Porque si uno olvida una parte de su pasado, está olvidando una parte de sí mismo. Y si reniega de algo que hizo en el pasado, está renegando de su propia naturaleza.
Porque los momentos malos, aquellos que olvidan y de los que reniegan los débiles, son aquellos de los que se sale más fuerte y más sabio. Quien no ha pasado por ellos, o no quiere recordarlos, nunca será más que un débil y un ignorante.
Además, con el tiempo, al final todos se vuelven momentos buenos. Y hay que ser tonto para renegar de algo bueno.
Porque los momentos malos, aquellos que olvidan y de los que reniegan los débiles, son aquellos de los que se sale más fuerte y más sabio. Quien no ha pasado por ellos, o no quiere recordarlos, nunca será más que un débil y un ignorante.
Además, con el tiempo, al final todos se vuelven momentos buenos. Y hay que ser tonto para renegar de algo bueno.
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