Ir al contenido principal

Siempre he querido ser un héroe de leyenda

Siempre he querido ser un héroe de leyenda.
Algunas veces, cuando veo ciertas películas, o leo ciertos libros, o incluso oigo hablar a ciertas personas, tanto en los medios de comunicación como en mi círculo de amistades, me siento melancólica. Porque siempre he deseado hacer grandes cosas. Pero ni el mundo en el que he nacido ni yo misma estamos hechos para lograrlo. No hay bestias que derrotar, ni tierras que descubrir, ni enigmas que resolver. Estamos sueltos en un planeta en el que ya no quedan misterios, en el que ni un solo metro de tierra alberga secretos, en el que la palabra "intimidad" ya no tiene sentido.
El progreso ha conllevado la muerte de todo lo que yo deseaba haber vivido.
Los héroes modernos ya no salvan ciudades, ni derrotan hechiceros, ni descubren continentes inexplorados, ni hacen descubrimientos controvertidos. Ahora hacen fortunas a base de aprovecharse de la ignorancia del pueblo llano, o ganan competiciones en las que no se puede participar si no se tiene el dinero suficiente, o se matan de hambre y se provocan el vómito para poder seguir siendo el blanco de todas las miradas.
Viajar no tiene sentido, ya que sin levantarte de una silla puedes hablar con personas de otro continente, y conseguir imágenes y testimonios de zonas del planeta en las que sólo has soñado con estar.
Las supersticiones murieron gracias a la ciencia, que explicó cualquier fenómeno que pudiera ser atribuido a la brujería, e incluso llegó mucho más lejos de lo que las supuestas hechiceras habían llegado nunca.
En un mundo así, alguien como yo no tiene lugar. Nos hemos quedado anticuados, como los discos de vinilo o los pantalones bombachos.

Cuando uno hierve de ganas de adentrarse en lo desconocido en un planeta en el que todo está ya descubierto, lo mejor que puede hacer es dedicarse a ser dibujante o escritor. En este mundo ya no habrá sitio para nosotros, pero al menos podremos inventarnos nuevos mundos en los que aún sirvamos de algo...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cosas para hacer bulto mientras se me ocurre algo

Estoy fascinada. Llevo más de dos semanas de convivencia con otras cinco chicas, en una casa que si bien de modo absoluto es desproporcionadamente grande, al añadir el dato de que alberga a seis féminas se vuelve de tamaño medio. La segunda ducha - ahora ya está demostrado, con voltímetro y notario incluidos - da calambre, así que sólo tenemos un cuarto de baño completo para ducharnos. El suelo de tarima flotante tiene complejo de capa tectónica y no para de ondularse y abombarse por todos lados. Durante dos terribles días el fregadero y la lavadora se declararon en huelga y se negaron a expulsar agua por sus respectivos desagues. Internet sólo va como Dios manda en el salón, y en las habitaciones nos dedicamos a conectarnos a las redes no seguras que estén detectables en cada momento - menos yo, que como mi habitación no es exterior no cojo ninguna -. El extractor de la cocina sólo funciona cuando el calentador está parado y las luces secundarias de la cocina apagadas. Vamos, que no p

Crónica de una búsqueda de piso - Tercera entrega: Como toda trilogía, la tercera parte es la última

Sí señores, parece que ya tengo un lugar a donde irme a vivir cuando me vaya de la trampa psicológica en la que se ha convertido mi actual hogar. Y es una pena, porque tras cada mudanza paso por un periodo de adaptación que suele durar entre dos y tres meses, durante los cuales estoy bastante de los nervios porque no reconozco mi hogar en el sitio en el que vivo. Y ya llevo tres mudanzas en menos de un años. Echad cuentas de cuántos meses he estado de los nervios. .. ........................................ Primera parte aquí Segunda parte aquí Viernes. Ese día tenía concertadas tres visitas a pisos: Un ático a compartir con otras tres chicas a las seis y media, un piso a compartir con una francesa y una inglesa a las siete y media, y otro a compartir con dos chicos y una chica a las ocho y media. Tras una agradable comida con Trini y un no menos agradable paseo por el abrasador sol de Madrid centro, cogí el autobús en Guzmán el Bueno en dirección a Argüelles, la zona donde estaban los

Oda a mi ego (o Porque Yo Lo Valgo)

Ayer tenía la intención de empalmar, dado que me he tirado todo el fin de semana durmiendo, y tengo el sueño ya no cambiado, sino totalmente desquiciado. Pensaba que una terapia de choque me lo regularía, aunque al final acabé yéndome a la cama a las tres y cuarto, porque se me cerraban los ojos frente al ordenador y no podía teclear y usar la tableta gráfica mientras me sujetaba los párpados, me faltaban manos. Así que sobre las tres de la mañana comencé a recoger el chiringuito y a preparar las cosas para hoy, que iba a ser un día muy liado. En uno de los paseos por el cuarto me vi reflejada en el espejo. Por algún extraño motivo, suelo ponerme bastante guapa cuando tengo sueño o estoy especialmente decaída - es por eso por lo que afirmaré hasta la muerte que yo he nacido para gótica -, y como ayer se cumplían los dos supuestos, incluso con ojeras y todo me gustó mucho mi reflejo. Así que cogí el móvil, y me hice unas cuantas fotos en las que, oh milagro de la naturaleza, apenas sí s