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El otro día me dijo...

El otro día me dijo algo que me dejó sin aliento.
Tardé en reaccionar, y para cuando se me ocurrió contestar a esa frase, ya se había cambiado de tema. Seguramente lo dijo sin pensar, no creo ni que se diera cuenta de ello. Mejor así, recuerdo que pensé. No quiero que se sienta violento, ni decirle nada que pueda hacer que se apague ese brillo que tanto me gusta ver en sus ojos. Además, ese tipo de cosas es muy bonito oírlas, aunque tanto quien las dice como quien las oye sepa que no son ciertas, y a pesar de que los dos hayamos evitado por todos los medios hacer ningún comentario de ese tipo.
Ay, cómo se me derritió el alma cuando oí aquello... Ninguna fuerza del universo volverá a hacerme creer en esa palabra, y sé que él tampoco cree en ella. Pero aún así, enternece pensar que la frase en la que la usó le salió del alma...

Usó la palabra "siempre".

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