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Hoy voy a ir al Templo a dar gracias

Hoy voy a levantarme temprano, antes de lo necesario, y me voy a vestir con mi mejor kimono de ceremonias para ir al Templo. Me voy a acercar al altar de ofrendas, voy a encender una velita, y voy a hacer sonar la campanilla y dar tres palmadas, para hacer saber a los dioses que me encuentro allí, y quiero hablarles.

Les voy a dar las gracias por haberme conducido por este camino durante mi existencia, porque si bien no ha sido lo más agradable, me ha enseñado y me ha hecho fuerte para afrontar el futuro, y todo lo que soy se lo debo a lo que he aprendido mientras avanzaba.
"Gracias por darme estos ojos con los que veo realmente el mundo", les diré, porque con ellos veo también a la gente que no puede o se niega a ver, y aún siendo más felices que yo en su ceguera, nunca llegarán a comprender nada.
Voy a agradecerles también el haber propiciado que nuestras vidas se cruzaran, porque el simple hecho de conocerte es para mí una recompensa. Y también les daré gracias por hacer que quisieras que fuéramos compañeros de viaje por un tiempo, y les prometeré no defraudarles y estar a la altura de mi compañero mientras compartamos senda.
Por último, les voy a dar gracias por haberme concedido el don de amar con toda mi alma, sin reservas, ofreciéndome por completo a mi amado, porque es la manera más hermosa de querer, y compadezco a aquel que no sea capaz de hacerlo.

Antes de irme, les voy a pedir solo una cosa. Como sé que soy débil, les voy a pedir que no me permitan olvidar lo que les he agradecido hoy. Porque doy las gracias por cosas por las que en su momento les maldije, y sé que volveré a tener ganas de maldecirles en el futuro. Por eso les pediré que me sigan permitiendo ver el mundo con mis ojos, éstos que ven la realidad tal como es y no como yo quisiera, y saber que el dolor no es una maldición, sino una prueba, y que el verdaderamente fuerte no es quien nunca cae, sino quien se levanta tras caer.
Que nunca permitan que olvide que a la larga, todo es para mejor.

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