Ir al contenido principal

Cuando los dioses eran benévolos...

Hubo un tiempo en que los tickets restaurante abundaban en la tierra.

Corrían los tiempos en los que los empleados de recursos humanos no mentían a los aspirantes a puestos de trabajo. En aquella época de cuya existencia sólo tenemos constancia a través de la mitología, cada trabajador recibía una billetera de tickets restaurante al mes, nunca había escasez de ellos, y había gran regocijo.

Pero llegó el día en que el padre se volvió avaricioso y se volvió contra su hijo, y aprovechándose de su mayor edad y experiencia, comenzó a robar y acaparar para sí los tickets de sus hijos. Así, el padre tuvo abundancia mientras el resto de la prole moría de hambre y frío, y la tribu se extinguió.

Hoy, los dioses niegan a los trabajadores su sustento de tickets restaurante, aún cuando sus profetas, los empleados de recursos humanos, no cesan en su empeño de profetizar la inminente venida de la abundancia de ellos. Si un hijo desea una billetera, debe superar una lucha ritual de quince días con sus quince noches, hasta llegar a ser digno de recibirla. Y aún así, correrá el riesgo de que su padre se la arrebate, dado que tras el pecado del primer padre, los dioses les maldijeron con una codicia inaplacable que les consumiría por dentro hasta volverles locos.

Eso cuenta la leyenda. Aunque yo nunca he creído en ella del todo... pensar que hubo un tiempo en el que los dioses eran justos y le daban a sus discípulos los tickets restaurante que se merecían es tan descabellado...

Comentarios

  1. Jujuju, veo que vuelves
    (ya lo hechaba de menos)
    Aunque el tag no creo qeu sea del todo adecuado xD

    ResponderEliminar
  2. XDDDD
    Hombre, es ficción... basada en un hecho real, pero ficción. Porque llamar dioses a los directores de las empresas es como poco sacrílego! >.<

    Llevaba ya tiempo queriendo terminar estas dos últimas entradas del blog, pero no sacaba tiempo ^^U

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sin abono transportes

El lunes 25 de Mayo de este año pagué un abono transportes. Y digo pagué, porque como no me dieron el abono transportes, el verbo "comprar" no tiene mucho significado en la frase. Tras hablar con el operario que estaba en la taquilla en ese momento, que este efectuase las llamadas pertinentes, y que me pidiese mi DNI, mi número de cuenta, y el recibo que la expendedora me había dado, se llegó a la resolución de que, efectivamente, se había cometido un error y había que ingresarme en mi cuenta el dinero que había pagado por el abono. Aclaro a priori que yo no puse ninguna reclamación. El operario hizo él todas las gestiones necesarias, y se solucionó el problema en media hora. Yo no rellené ningún formulario de reclamación, ni me entregaron ningún justificante de reclamación. Sólo me dieron un justificante de "Comunicación de incidencias con repercusión económica en instalaciones de venta y peaje", en el que se declaraba que Metro de Madrid debía ingresarme los 60,60...

Los manuales son para los débiles

Resulta curioso que escriba esto justo tras la entrada en la que admito que un manual en concreto me resultó útil. Pero soy mujer, contradecirme de una frase a otra es una de mis prerrogativas. Que si resulta que después de todo no era tan diferente al resto de mujeres, pues qué tontería no beneficiarme de las ventajas de ser lerd... mujer, verdad?. Esta entrada no es realmente graciosa, es sólo un chiste privado. Pero me apetecía escribirla. .................................... Mi amiga Trini se ha unido a la moda de los JASE (jóvenes aunque sobradamente emancipados), y ayer me invitó a ver su casa después del trabajo. La casa es una cucada, ya le he dicho que mejor no la pierda de vista que igual un día se despierta y se encuentra que me he llevado la casa. Lo que más me ha molado ha sido el orden de prioridades en que la está amueblando: Salvo los muebles que ya estaban, está prácticamente vacía. Sólo ha puesto una cosa en las estanterías del salón. Un tomo de Sandman. Para cenar sa...

Oda a mi ego (o Porque Yo Lo Valgo)

Ayer tenía la intención de empalmar, dado que me he tirado todo el fin de semana durmiendo, y tengo el sueño ya no cambiado, sino totalmente desquiciado. Pensaba que una terapia de choque me lo regularía, aunque al final acabé yéndome a la cama a las tres y cuarto, porque se me cerraban los ojos frente al ordenador y no podía teclear y usar la tableta gráfica mientras me sujetaba los párpados, me faltaban manos. Así que sobre las tres de la mañana comencé a recoger el chiringuito y a preparar las cosas para hoy, que iba a ser un día muy liado. En uno de los paseos por el cuarto me vi reflejada en el espejo. Por algún extraño motivo, suelo ponerme bastante guapa cuando tengo sueño o estoy especialmente decaída - es por eso por lo que afirmaré hasta la muerte que yo he nacido para gótica -, y como ayer se cumplían los dos supuestos, incluso con ojeras y todo me gustó mucho mi reflejo. Así que cogí el móvil, y me hice unas cuantas fotos en las que, oh milagro de la naturaleza, apenas sí s...