Voy en la renfe de camino a mi nuevo, flamante y recientemente adquirido trabajo, y por enésima vez me vuelvo a preguntar: "¿por cuánto tiempo?".
Y es que cada vez que leo en la portada de los panfletos que me dan a la entrada de la renfe que el paro ha vuelto a subir, que el gobierno vuelve a situar más alejada en el tiempo la mejoría, que las previsiones de los efectos de la crisis se ven, una vez más, rebasadas... me pregunto cuánto tiempo faltará para que todo lo que leo en los periódicos, y que le está sucede a media España, me empiece a suceder a mi.
Y esta mañana, pensando en lo mismo para variar, miro a mi alrededor, y observando las caras de los que van conmigo en el vagón, me he preguntado cuántas de esas personas estarán pensando lo mismo que yo... Si pasan las horas de la jornada laboral temiendo el momento en el que su superior les llame al despacho y les comunique que se ha decidido prescindir de sus servicios... Si de camino a sus lugares de trabajo se preguntan por cuánto tiempo van a seguir teniendo la suerte de poder levantarse por las mañanas para ir a trabajar...
Y si al levantar la vista, sumidos en tan oscuros pensamientos, se preguntan cuántos de los que le acompañan en el vagón piensan lo mismo...
Y es que cada vez que leo en la portada de los panfletos que me dan a la entrada de la renfe que el paro ha vuelto a subir, que el gobierno vuelve a situar más alejada en el tiempo la mejoría, que las previsiones de los efectos de la crisis se ven, una vez más, rebasadas... me pregunto cuánto tiempo faltará para que todo lo que leo en los periódicos, y que le está sucede a media España, me empiece a suceder a mi.
Y esta mañana, pensando en lo mismo para variar, miro a mi alrededor, y observando las caras de los que van conmigo en el vagón, me he preguntado cuántas de esas personas estarán pensando lo mismo que yo... Si pasan las horas de la jornada laboral temiendo el momento en el que su superior les llame al despacho y les comunique que se ha decidido prescindir de sus servicios... Si de camino a sus lugares de trabajo se preguntan por cuánto tiempo van a seguir teniendo la suerte de poder levantarse por las mañanas para ir a trabajar...
Y si al levantar la vista, sumidos en tan oscuros pensamientos, se preguntan cuántos de los que le acompañan en el vagón piensan lo mismo...
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