Como soy una firme defensora del método científico y de la corriente filosófica empirista, he esperado a postular esta teoría, que aún requiere de demostración científica para poder ser un teorema, sobre cierto evento que llevo observando desde hace unos años (curiosamente, desde que trabajo) en los entornos laborales humanos en general, y en las empresas en que he trabajado en particular.
Mi teoría es esta: La importancia del cargo que ostenta una persona en su lugar de trabajo, es directamente proporcional al peso de la misma.
Corolario: El número de papadas de la persona mencionada también es directamente proporcional a la importancia de su cargo laboral.
Inexplicablemente, esta teoría no suele funcionar tan bien con las mujeres... si bien con los hombres, hasta ahora, se ha cumplido en un 100% de la muestra observada (queda estudiar si, estadísticamente, es una muestra válida, suficientemente grande como para hacer la generalización al colectivo masculino, y por tanto dar por exitosa la demostración de la teoría).
En el caso de las féminas, los resultados observados no son concluyentes. Aunque con subsiguientes investigaciones de regresión se podría llegar a encontrar la relación subyacente, por vaga que fuera, entre el peso y la importancia del cargo en el género femenino, he decidido desechar éste estudio en aras de mi investigación. Aunque eso también sea debido a que la muestra de féminas con cargos de importancia es bastante inferior al de hombres, y el tamaño de la muestra está bastante lejos de ser válido para el estudio.
...
Dejando de lado la investigación científica, una no puede sino preguntarse, a la vista de los resultados estadísticos, si la escasez de mujeres con cargos de poder no se debería a que, en nuestro subconsciente, todas nos hemos dado cuenta de esa extraña relación entre peso e importancia... y preferimos tener el culo pequeño y respingón, aunque sea a costa de no ascender.
Mi teoría es esta: La importancia del cargo que ostenta una persona en su lugar de trabajo, es directamente proporcional al peso de la misma.
Corolario: El número de papadas de la persona mencionada también es directamente proporcional a la importancia de su cargo laboral.
Inexplicablemente, esta teoría no suele funcionar tan bien con las mujeres... si bien con los hombres, hasta ahora, se ha cumplido en un 100% de la muestra observada (queda estudiar si, estadísticamente, es una muestra válida, suficientemente grande como para hacer la generalización al colectivo masculino, y por tanto dar por exitosa la demostración de la teoría).
En el caso de las féminas, los resultados observados no son concluyentes. Aunque con subsiguientes investigaciones de regresión se podría llegar a encontrar la relación subyacente, por vaga que fuera, entre el peso y la importancia del cargo en el género femenino, he decidido desechar éste estudio en aras de mi investigación. Aunque eso también sea debido a que la muestra de féminas con cargos de importancia es bastante inferior al de hombres, y el tamaño de la muestra está bastante lejos de ser válido para el estudio.
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Dejando de lado la investigación científica, una no puede sino preguntarse, a la vista de los resultados estadísticos, si la escasez de mujeres con cargos de poder no se debería a que, en nuestro subconsciente, todas nos hemos dado cuenta de esa extraña relación entre peso e importancia... y preferimos tener el culo pequeño y respingón, aunque sea a costa de no ascender.
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