Llevo una temporada viendo en la renfe y el metro el cartelito de la película "Crepúsculo" en DVD. No es que me haya parado a leerlo, pero la foto y el título dejan poco margen para confusiones.
Desde que salió la película - y el fenómeno fan que conllevó - he evitado todo tipo de información relacionada con el tema, y he estado calladita como una niña buena. Pero precisamente el no haberme querido informar sobre un libro que, por lo que me han dicho, no tiene nada de espectacular salvo porque habla de algo que está de moda, y en una película que, por lo que me han contado, es lenta y mala hasta la saciedad, ha sido lo que ha hecho que el cartel del dvd me chocara tanto cuando lo vi.
Según me han contado (corregidme si me equivoco), el libro trata del romance entre un vampiro que se enamora de una humana - ya sabéis, originalidad al poder -. En ese tipo de tramas, siempre se da el hecho de que la humana tiene algo excepcional que la diferencia del resto de mujeres - aparte de tener un chupasangre babeando por ella, se entiende -, y que hace que el vampiro se fije en ella. Pero a la vista del cartel, aparte de pensar que los tíos del after effects han debido hacer horas extra con la cartelería, lo único que me ha llamado la atención es lo vulgar que es la protagonista.
Vamos a ver. Mina Murray era una bella y pura dama cuya candidez e inocencia eran inusuales para la sociedad en la que le tocó vivir. Gabrielle, aparte de ser hermosísima, era una mujer excepcional, tanto para su época como para cualquier tiempo, y una amante de la cultura y de la libertad. Buffy... bueno, guapa guapa, lo que se dice guapa, no lo es. Pero tiene unos ojos preciosos, es muy expresiva, el conjunto de su cara es agradable y característico - que no es la típica guapa hecha con molde, vaya -... y, ¡ey! ¡Es la Elegida! ¡Y pega unas toñas que lo flipas! Y, oye, dar palizas a los malos embutida en vaqueros y tacones de veinte centímetros tiene su morbo. Incluso Claudia era una niña de una belleza sin igual, incluso en el hospital en el que estaba, cubierta de mugre y vestida con harapos, antes de que la convirtiesen.
Pero esta... No sé, típica chica mona vestida con típica ropa de chica mona, peinada como típica chica mona... sólo que no es mona. Es normalita tirando a vulgar.
Eso puede que sea bueno, porque así la gente, al ver la película, no dirá "joder, es que estas tías no te las encuentras por la calle", y las chicas podrán llevar a sus novios a verla sin miedo a que se tiren babeando por la prota durante todo el metraje, y además no se sentirán intimidadas por la presencia de una mujer bastante más mujer que ellas.
Vamos, que tendrá más audiencia.
Un amigo me dijo que precisamente el objetivo del personaje, por el cual ha generado tanto fanatismo entre las adolescentes de hoy en día, era no destacar en nada: Porque da igual que seas guapa o fea, gorda o delgada, vulgar o peculiar, que seas gótica, pija, o surfera (aunque dudo que a una surfer de verdad le guste el tema). Todas pueden tener su vampiro buenorro.
Y ahí estriba el segundo punto que quiero destacar. ...¿Cómo que buenorro? ¿Pero es que nadie se ha parado más de medio segundo a mirarle? Si no fuera por la iluminación y el photoshop - de nuevo, mis felicitaciones a postproducción -, sería un adolescente tirando a delgadito, tirillas, y no demasiado mono de cara. Vamos, que le quitas el morbo de que es un vampiro (ooooohhhhh) y queda alguien a quien no mirarías ni en la peor de las noches de borrachera.
Como yo también pasé por esa fase - si bien con un vampiro bastante más carismático, y en un tiempo en el que el fenómeno fan aún no había llegado a España - puedo entender hasta cierto punto que un montón de púberes se vistan de negro, se peinen en plan emo, y vayan a todas partes con su ejemplar de Crepúsculo (o secuelas) en la mano, suspirando por un personaje de ficción. Puedo entender que, para reafirmar su individualidad y diferencia del resto de la masa, se hagan fotos (en las que, por cierto, todas salen exactamente iguales, salvo talla de pantalón) y las cuelguen en uno de los millones de blogs "auténticos" de Crepúsculo. Puedo entender que todas ellas quieran ser la niñata esa de la que se enamora el vampirillo ese. De veras, puedo entenderlo. Pero me sigue pareciendo un poco triste que, teniendo tantos personajes de ficción carismáticos que elegir como ídolos y a los que querer imitar, incluso si una se empeña en que sea de naturaleza vampírica (por ejemplo, citando nombres al azar, Lestat, Gabrielle, Louis, Marius, Armand, Pandora, Máharet, Mékare, Claudia, Akasha, Khayman...), elijan a alguien que ya es como ellas.
Pero, ey, ¿acaso eso no es lo que se enseña en la sociedad de hoy en día? ¿No es el lema de la educación en este país "Viva la mediocridad, abajo la autosuperación"?
Y ya paro, que me estoy saliendo del tema.
Como me conozco, y gracias al petardo de Chema (¡Hola Chema!) estoy volviendo a las andadas con el vicie de los vampiros (¡Lestat FTW!), seguramente me lea el libro (vale, puntualizo: La saga). Me han dicho que, aparte de ser mucho mejor que la película, es bastante ameno. Y seguramente me guste, y quiera leer más de esa escritora (The Host tiene una pintaza...). Pero con la elección de los dos protagonistas de la película, en mi opinión, la han cagado. Que no es que importe, porque para una púber hormonalmente descontrolada cualquier cosa que lleve escrita la palabra "vampiro" suena a tío bueno... o si no a las pruebas me remito. Pero a mi me sigue chirriando.
P.D. No existe película de La Reina de los Condenados. Y los que digan que la hay, seguramente tuvieron un mal sueño. Eso es, la película de La Reina de los Condenados es un mal sueño.
Desde que salió la película - y el fenómeno fan que conllevó - he evitado todo tipo de información relacionada con el tema, y he estado calladita como una niña buena. Pero precisamente el no haberme querido informar sobre un libro que, por lo que me han dicho, no tiene nada de espectacular salvo porque habla de algo que está de moda, y en una película que, por lo que me han contado, es lenta y mala hasta la saciedad, ha sido lo que ha hecho que el cartel del dvd me chocara tanto cuando lo vi.
Según me han contado (corregidme si me equivoco), el libro trata del romance entre un vampiro que se enamora de una humana - ya sabéis, originalidad al poder -. En ese tipo de tramas, siempre se da el hecho de que la humana tiene algo excepcional que la diferencia del resto de mujeres - aparte de tener un chupasangre babeando por ella, se entiende -, y que hace que el vampiro se fije en ella. Pero a la vista del cartel, aparte de pensar que los tíos del after effects han debido hacer horas extra con la cartelería, lo único que me ha llamado la atención es lo vulgar que es la protagonista.
Vamos a ver. Mina Murray era una bella y pura dama cuya candidez e inocencia eran inusuales para la sociedad en la que le tocó vivir. Gabrielle, aparte de ser hermosísima, era una mujer excepcional, tanto para su época como para cualquier tiempo, y una amante de la cultura y de la libertad. Buffy... bueno, guapa guapa, lo que se dice guapa, no lo es. Pero tiene unos ojos preciosos, es muy expresiva, el conjunto de su cara es agradable y característico - que no es la típica guapa hecha con molde, vaya -... y, ¡ey! ¡Es la Elegida! ¡Y pega unas toñas que lo flipas! Y, oye, dar palizas a los malos embutida en vaqueros y tacones de veinte centímetros tiene su morbo. Incluso Claudia era una niña de una belleza sin igual, incluso en el hospital en el que estaba, cubierta de mugre y vestida con harapos, antes de que la convirtiesen.
Pero esta... No sé, típica chica mona vestida con típica ropa de chica mona, peinada como típica chica mona... sólo que no es mona. Es normalita tirando a vulgar.
Eso puede que sea bueno, porque así la gente, al ver la película, no dirá "joder, es que estas tías no te las encuentras por la calle", y las chicas podrán llevar a sus novios a verla sin miedo a que se tiren babeando por la prota durante todo el metraje, y además no se sentirán intimidadas por la presencia de una mujer bastante más mujer que ellas.
Vamos, que tendrá más audiencia.
Un amigo me dijo que precisamente el objetivo del personaje, por el cual ha generado tanto fanatismo entre las adolescentes de hoy en día, era no destacar en nada: Porque da igual que seas guapa o fea, gorda o delgada, vulgar o peculiar, que seas gótica, pija, o surfera (aunque dudo que a una surfer de verdad le guste el tema). Todas pueden tener su vampiro buenorro.
Y ahí estriba el segundo punto que quiero destacar. ...¿Cómo que buenorro? ¿Pero es que nadie se ha parado más de medio segundo a mirarle? Si no fuera por la iluminación y el photoshop - de nuevo, mis felicitaciones a postproducción -, sería un adolescente tirando a delgadito, tirillas, y no demasiado mono de cara. Vamos, que le quitas el morbo de que es un vampiro (ooooohhhhh) y queda alguien a quien no mirarías ni en la peor de las noches de borrachera.
Como yo también pasé por esa fase - si bien con un vampiro bastante más carismático, y en un tiempo en el que el fenómeno fan aún no había llegado a España - puedo entender hasta cierto punto que un montón de púberes se vistan de negro, se peinen en plan emo, y vayan a todas partes con su ejemplar de Crepúsculo (o secuelas) en la mano, suspirando por un personaje de ficción. Puedo entender que, para reafirmar su individualidad y diferencia del resto de la masa, se hagan fotos (en las que, por cierto, todas salen exactamente iguales, salvo talla de pantalón) y las cuelguen en uno de los millones de blogs "auténticos" de Crepúsculo. Puedo entender que todas ellas quieran ser la niñata esa de la que se enamora el vampirillo ese. De veras, puedo entenderlo. Pero me sigue pareciendo un poco triste que, teniendo tantos personajes de ficción carismáticos que elegir como ídolos y a los que querer imitar, incluso si una se empeña en que sea de naturaleza vampírica (por ejemplo, citando nombres al azar, Lestat, Gabrielle, Louis, Marius, Armand, Pandora, Máharet, Mékare, Claudia, Akasha, Khayman...), elijan a alguien que ya es como ellas.
Pero, ey, ¿acaso eso no es lo que se enseña en la sociedad de hoy en día? ¿No es el lema de la educación en este país "Viva la mediocridad, abajo la autosuperación"?
Y ya paro, que me estoy saliendo del tema.
Como me conozco, y gracias al petardo de Chema (¡Hola Chema!) estoy volviendo a las andadas con el vicie de los vampiros (¡Lestat FTW!), seguramente me lea el libro (vale, puntualizo: La saga). Me han dicho que, aparte de ser mucho mejor que la película, es bastante ameno. Y seguramente me guste, y quiera leer más de esa escritora (The Host tiene una pintaza...). Pero con la elección de los dos protagonistas de la película, en mi opinión, la han cagado. Que no es que importe, porque para una púber hormonalmente descontrolada cualquier cosa que lleve escrita la palabra "vampiro" suena a tío bueno... o si no a las pruebas me remito. Pero a mi me sigue chirriando.
P.D. No existe película de La Reina de los Condenados. Y los que digan que la hay, seguramente tuvieron un mal sueño. Eso es, la película de La Reina de los Condenados es un mal sueño.
Bien, veamos.
ResponderEliminarLa película no la he visto. Después de leer los cinco primeros capítulos del primer libro, como que paso.
No sé si el libro estará bien para adolescentes o niñas de diez años. Lo que me alucina, después de tragarme cinco capítulos de ese bodrio en versión original y ver como mi vena "language nazi" entraba en modo berserker (¡y no es mi idioma!) al ver las barrabasadas que escribia esa tía (¿y su editor ni siquiera le dice que se inventa las palabras? ¡Eilistraee bendita!), es que mujeres ADULTAS lleven eso por el metro.
Bella es... Mira, no sé, esa tipa me repatea las entrañas. Es una llorona y una idiota, una desagradecida, y una gaznápira. Y soy alérgica a Edward. Mira, en el Tokimemo para tías, odio al prota proque es demasiado perfecto. Pues con Edward es peor.
Y eso que todavía no he llegado a la parte en la que se descubre que los vampiros brillan a la luz del sol.
/headdesk
¿Alguien puede chutarme Castlevania en vena? ¿A ser posible un Aria of Sorrow o un Bloodlines, por favor?
Qué puedo decir... a mi ya me pareció en su momento que Las Crónicas Vampíricas eran una fantasía masturbatoria para niñas góticas y gays reprimidos... aunque he de reconocer que los personajes de Ann Rice tienen bastante profundidad y no resultan tópicos.
ResponderEliminarEn cuanto a Buffy Cazavampiros, es una serie que vi prácticamente obligada porque una muy querida amiga mía no dejaba de hablarme de ella. Me pareció igual de hormonal y decadente que Las Crónicas, solo que encima la protagonista me parecía una pija egoísta quejica estúpida insoportable. Por lo menos la serie tenía secundarios graciosos.
Así que nada más ver el teaser de Crepúsculo ya me figuré que sería una armoniosa síntesis de ambas obras, y huí de ella como de la peste. Acercarnos a la realidad de un vampiro tiene su punto de interés, para comprender a los monstruos del inconsciente colectivo. Ahora bien, vampiros adolescentes que usan gomina superfashion y van a clase de mates en el insti es demasiado para mí.
Si Vladimir Drakuul levantara la cabeza...
¿Os importa si añado vuestros comentarios al post, para que se puedan leer directamente? Porque me parece bastante interesante... la verdad es que esperaba que se me echase encima la mitad del colectivo femenino que lee este blog, y resulta que opinan más o menos lo mismo que yo... o_O
ResponderEliminarLa pregunta que me surge a partir de esto es: ¿No dicen que en España no hay jóvenes? Entonces, ¿por qué un libro y una película dedicadas expresamente a adolescentes reprimidos tiene tanto éxito de ventas? o_O