En estos tiempos de crisis, en los que todo el mundo anda preocupado por el dinero, cómo ganarlo y cómo no malgastarlo, me veo en el deber, como ciudadana de pro que soy, de aportar mi granito de arena
El caso es que se me ha ocurrido una idea revolucionaria para paliar, hasta cierto punto, los efectos que la crisis tiene sobre nosotros, esos que se manifiestan en forma de facturas de final de mes. Porque todos los usuarios de casas o pisos sabrán que el agua, el gas y la electricidad no salen precisamente gratis... sin mencionar el suplemento de calefacción que se paga en los meses de otoño e invierno (y con el tiempo que hace, a mi no me importaría tener que pagarlo un par de meses más, si con ello consigo no helarme el culo cada vez que vuelvo al piso...).
Si, he descubierto un modo de reducir drásticamente el consumo de luz, agua y gas, y de disminuir hasta cotas nunca antes imaginadas la necesidad de calefacción (esto último dentro de los límites en los que es posible la vida, claro está).
Enamorarse.
¿Nunca han tenido un amigo o compañero de trabajo, que de un día para otro se convierte en un guiñapo que nunca tiene hambre o sed, y que sólo sabe lanzar suspiritos? Pues ese estado, que en otros contextos puede ser tremendamente molesto - tanto para los demás como para uno mismo, ya que el rendimiento en el trabajo también se ve afectado por los suspiritos - resulta bastante útil cuando hay necesidad de gastar menos.
Piénsenlo bien: No se tiene hambre ni sed, luego se consume menos tanto en la compra mensual como en agua. Cada vez que se piensa en la persona amada, a uno se le suben los colores, por lo que la calefacción se hace innecesaria. Y también se ahorra en productos de farmacia, ya que el cuerpo humano, cuando se está enamorado, genera endorfinas, que son analgésicas y producen sensación de bienestar.
Algunos dirán ante esto que estar enamorado no es la solución, porque puede que el amor no sea correspondido, y entonces los efectos beneficiosos desaparecen. Muy bien. Ante esto digo que casi es mejor no ser correspondido. Porque tanto el hambre como la sed siguen disminuidas notoriamente, los berrinches no permiten enfriarse al organismo, y el bajón subsiguiente hará que la persona se vuelva más vaga para el aseo, tanto de ella misma como de su ropa, y se vuelva descuidada. ¡O sea, que gastará todavía menos agua, y no se comprará pijadas en las tiendas!
Está claro que la solución que planteo es tan original como innovadora, y con ella se reducirán drásticamente los gastos de la población en general, y de los usuarios de hipoteca en particular.
¿Quién se anima?
El caso es que se me ha ocurrido una idea revolucionaria para paliar, hasta cierto punto, los efectos que la crisis tiene sobre nosotros, esos que se manifiestan en forma de facturas de final de mes. Porque todos los usuarios de casas o pisos sabrán que el agua, el gas y la electricidad no salen precisamente gratis... sin mencionar el suplemento de calefacción que se paga en los meses de otoño e invierno (y con el tiempo que hace, a mi no me importaría tener que pagarlo un par de meses más, si con ello consigo no helarme el culo cada vez que vuelvo al piso...).
Si, he descubierto un modo de reducir drásticamente el consumo de luz, agua y gas, y de disminuir hasta cotas nunca antes imaginadas la necesidad de calefacción (esto último dentro de los límites en los que es posible la vida, claro está).
Enamorarse.
¿Nunca han tenido un amigo o compañero de trabajo, que de un día para otro se convierte en un guiñapo que nunca tiene hambre o sed, y que sólo sabe lanzar suspiritos? Pues ese estado, que en otros contextos puede ser tremendamente molesto - tanto para los demás como para uno mismo, ya que el rendimiento en el trabajo también se ve afectado por los suspiritos - resulta bastante útil cuando hay necesidad de gastar menos.
Piénsenlo bien: No se tiene hambre ni sed, luego se consume menos tanto en la compra mensual como en agua. Cada vez que se piensa en la persona amada, a uno se le suben los colores, por lo que la calefacción se hace innecesaria. Y también se ahorra en productos de farmacia, ya que el cuerpo humano, cuando se está enamorado, genera endorfinas, que son analgésicas y producen sensación de bienestar.
Algunos dirán ante esto que estar enamorado no es la solución, porque puede que el amor no sea correspondido, y entonces los efectos beneficiosos desaparecen. Muy bien. Ante esto digo que casi es mejor no ser correspondido. Porque tanto el hambre como la sed siguen disminuidas notoriamente, los berrinches no permiten enfriarse al organismo, y el bajón subsiguiente hará que la persona se vuelva más vaga para el aseo, tanto de ella misma como de su ropa, y se vuelva descuidada. ¡O sea, que gastará todavía menos agua, y no se comprará pijadas en las tiendas!
Está claro que la solución que planteo es tan original como innovadora, y con ella se reducirán drásticamente los gastos de la población en general, y de los usuarios de hipoteca en particular.
¿Quién se anima?
Me ha encantado esta solución para la crisis: mordaz y donde duele, en la linea de la autora (aplausos).
ResponderEliminarMuchas gracias wapo! Llevaba todo el día dándole vueltas a algo sobre lo que escribir, y no se me ocurrió otra cosa :P
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