La semana pasada me encontré una noticia realmente curiosa en uno de los panfletos que dan a la entrada de la renfe al ir al trabajo. Se trata de uno de los típicos estudios que sacan de vez en cuando sobre lo pernicioso de las series de dibujos animados que se emiten en televisión, de los que han salido perlas como que Pumba y Timón o Epi y Blas son pareja de hecho y un mal ejemplo para los niños, y como tal no deberían emitirse en horario infantil - que, según los mismos que hacen el estudio, abarca desde las seis de la mañana hasta las dos de la madrugada del día siguiente -.
No fue el estudio en sí lo que me llamó la atención; ya estamos acostumbradas a que los padres, al no ser capaces de controlar a sus monstruito... esto... criaturitas, quieran que sea el estado quien los eduque. Lo que me llamó la atención fue que, entre las típicas series contra las que siempre arremeten - léase Los Simpsons y Bola de Dragón - estaba Pocoyó.
De pronto, la serie española con más premios educativos de la historia, que por cierto acaba de salir a bolsa, "presenta una visión excesivamente autónoma de la infancia y sugiere que los menores habitan en una galaxia autosuficiente donde el mundo adulto se presenta como amenazante" (Citado de 20minutos)
Estudiemos el argumento de la serie: Un bebé bastante listo aprende cosas sobre el mundo y sobre la ética interactuando con el narrador y sus amigos los animales.
Un examen superficial nos da los datos necesarios para saber el fallo principal de la serie:
El protagonista es listo.
¿Cómo no se nos había ocurrido? Como de pronto resulta que los niños son medio gilipollas, hay que darles series en las que los protagonistas sean gilipollas y medio. Como por ejemplo los teletubbies. ¡Eso sí que son grandes series, y no esa mierda de Barrio Sésamo, en la que se ensalzan la zoofilia y la gerontofilia con la relación entre Espinete y Don Pinpón! ¡Si la inquisición siguiese existiendo, los creativos de esa serie merecerían morir en la hoguera!
Además, es cierto que plantean el mundo adulto como una amenaza. Porque el niño se las apaña más o menos bien él solito, no hay ningún adulto que le guíe - salvo el narrador, pero creo que a los que hicieron el estudio sólo les ponían los Teletubbies de niños, y claro, no se han pispado -. Pero eso es otro fallo de base: Lo que deberían hacer es plantear un mundo en el que los niños y los adultos conviviesen en armonía, corriesen desnudos y felices por los parques de atracciones, se quisiesen, besasen y abrazasen, y el adulto les diese...
Ey, un momento. Eso creo que ya lo hizo un tío una vez, y se comió tantas denuncias por pedófilo que aún no ha terminado la digestión...
¿Y qué es eso de hacer series "de ficción" para niños? ¿Para que se crean que viven en una galaxia aparte en la que la gente es feliz? Nada, nada, aquí o todo es real como la vida misma, o no es educativo. ¿Para qué narices quiere un niño ver series de bebés que son felices aprendiendo, cuando puede contemplar en todo su esplendor la podredumbre de la familia tradicional y del sistema educativo que está condenado a sufrir?
Os lo digo yo, que mi sobrina de cuatro años ha visto Pocoyó casi la mitad de su vida, y ahora huye entre alaridos de pánico de los adultos, se automargina en su cuarto, y sólo quiere hablar con perros, pájaros verdes, patos y elefantes rosas. De vez en cuando, si le ponemos la escena adecuada de Dumbo, la niña consiente hablar, pero... Ay, Dios, qué daño ha hecho esa serie a los pobres niños...
Me estoy imaginando el futuro: Un padre aleccionando a su hijo de cuatro años sobre que no debe ver El Rey León porque Pumba y Timón son homosexuales y eso está mal; el niño, que de tonto no tiene un pelo, razonando tras la explicación del padre que si Pumba y Timón son super amigos entonces ser gay es ser super amigo, y al día siguiente en clase irle al profesor todo emocionado a contarle que su amigo Carlitos y él son gays...
Dios, qué bien me lo voy a pasar viéndolo...
Hoy dos propinas, porque me encantan estos dos hombres:
No fue el estudio en sí lo que me llamó la atención; ya estamos acostumbradas a que los padres, al no ser capaces de controlar a sus monstruito... esto... criaturitas, quieran que sea el estado quien los eduque. Lo que me llamó la atención fue que, entre las típicas series contra las que siempre arremeten - léase Los Simpsons y Bola de Dragón - estaba Pocoyó.
De pronto, la serie española con más premios educativos de la historia, que por cierto acaba de salir a bolsa, "presenta una visión excesivamente autónoma de la infancia y sugiere que los menores habitan en una galaxia autosuficiente donde el mundo adulto se presenta como amenazante" (Citado de 20minutos)
Estudiemos el argumento de la serie: Un bebé bastante listo aprende cosas sobre el mundo y sobre la ética interactuando con el narrador y sus amigos los animales.
Un examen superficial nos da los datos necesarios para saber el fallo principal de la serie:
El protagonista es listo.
¿Cómo no se nos había ocurrido? Como de pronto resulta que los niños son medio gilipollas, hay que darles series en las que los protagonistas sean gilipollas y medio. Como por ejemplo los teletubbies. ¡Eso sí que son grandes series, y no esa mierda de Barrio Sésamo, en la que se ensalzan la zoofilia y la gerontofilia con la relación entre Espinete y Don Pinpón! ¡Si la inquisición siguiese existiendo, los creativos de esa serie merecerían morir en la hoguera!
Además, es cierto que plantean el mundo adulto como una amenaza. Porque el niño se las apaña más o menos bien él solito, no hay ningún adulto que le guíe - salvo el narrador, pero creo que a los que hicieron el estudio sólo les ponían los Teletubbies de niños, y claro, no se han pispado -. Pero eso es otro fallo de base: Lo que deberían hacer es plantear un mundo en el que los niños y los adultos conviviesen en armonía, corriesen desnudos y felices por los parques de atracciones, se quisiesen, besasen y abrazasen, y el adulto les diese...
Ey, un momento. Eso creo que ya lo hizo un tío una vez, y se comió tantas denuncias por pedófilo que aún no ha terminado la digestión...
¿Y qué es eso de hacer series "de ficción" para niños? ¿Para que se crean que viven en una galaxia aparte en la que la gente es feliz? Nada, nada, aquí o todo es real como la vida misma, o no es educativo. ¿Para qué narices quiere un niño ver series de bebés que son felices aprendiendo, cuando puede contemplar en todo su esplendor la podredumbre de la familia tradicional y del sistema educativo que está condenado a sufrir?
Os lo digo yo, que mi sobrina de cuatro años ha visto Pocoyó casi la mitad de su vida, y ahora huye entre alaridos de pánico de los adultos, se automargina en su cuarto, y sólo quiere hablar con perros, pájaros verdes, patos y elefantes rosas. De vez en cuando, si le ponemos la escena adecuada de Dumbo, la niña consiente hablar, pero... Ay, Dios, qué daño ha hecho esa serie a los pobres niños...
Me estoy imaginando el futuro: Un padre aleccionando a su hijo de cuatro años sobre que no debe ver El Rey León porque Pumba y Timón son homosexuales y eso está mal; el niño, que de tonto no tiene un pelo, razonando tras la explicación del padre que si Pumba y Timón son super amigos entonces ser gay es ser super amigo, y al día siguiente en clase irle al profesor todo emocionado a contarle que su amigo Carlitos y él son gays...
Dios, qué bien me lo voy a pasar viéndolo...
Hoy dos propinas, porque me encantan estos dos hombres:
Tía!!! Eres la caña!!
ResponderEliminarEhm... gracias... ^^U Espero que no lo digas sólamente por las imágenes de propina, porque sólo las saqué de la web original, no son mías ._.U
ResponderEliminarVeo que empiezas a recuperar tu buena calidad ;-) Las asociaciones de padres nunca dejan de alucinarme... todavía me acuerdo de cuando pusieron Marmalade Boy a bajar de un burro porque los padres de los protagonistas hacían intercambio de matrimonios y encima vivían todos juntos en la misma casa. Qué indecencia, por dios, por dios...
ResponderEliminarY respecto a los prejuicios sobre la orientación sexual de los infantes... solo puedo remitirme a este fantástico anuncio de televisión. Nunca se dijo más con menos:
http://www.youtube.com/watch?v=Rdll68AB38Q
Sí, la marca se llama Tulipán... a qué es raro??? xDD
Nah, parece que mejoro porque en este post no he tenido oportunidad de escupir bilis. Tú dame un tema de los que me amargan ahora mismo, y ya te diré yo si pierdo calidad o no... XD
ResponderEliminarCierto, no recordaba ese clásico. Creo que coincidio con el boom de críticas a las series de animación japonesas, no? Y encima que emitieran la serie a media tarde en La Dos sí que fue el escandalazo ^^U
En cuanto llegue a casa y no tenga al proxy dando guerra miro el video :P
Yo aun recuerdo cómo tenía que ver Caballeros del Zodiaco y Dragon Ball a escondidas. Pero los vi, los vi, y oye, la cosa tampoco ha salido tan mal...
ResponderEliminarHabrá que ver cómo acaban los de los teletubbies, que por cierto, también deberían estar bajo vigilancia, que el morado todos sabemos a que palo le da. Si yo fuese niño hoy en día me parece que iba a tenerlo jodido con tanta censura...
uy, pues dragon ball lo censuraron a base de bien; desde escenas cortadas por jugar a la ruleta rusa hasta escenas sexualmente 'explicitas' (y va entre comillas porque se veía menos teta que en 'sor citroen'). Al final resultó que era un anime violento y no era para niños. coño, claro, es que esa mentalidad idiota de que los dibujos son para niños es la que hace que la APQLTESH (Asociación de Padres que Quiere que la Televisión Eduque a Sus Hijos) vea shinchan como una serie no apta para niños... coño, qué curioso, coinciden en su opinión con el propio autor del manga, que ya advirtió que la serie hablaba sobre temas adultos. Pero la pela es la pelas y lo que vende es follarse el horario infantil hasta que se le salten los ojos al niño. Y si en el telediario podemos poner alguna matanza para ir suibiendo audiencia, pues se pone oiga.
ResponderEliminarLo dicho. Pocoyó, una seria cojonuda. Capaz de hipnotizar a niños y a pintamonas de mediana edad con preferencia por los monigotes con cuatro palos (aunque ahora que me doy cuenta, viene a ser sinónimo :-) )
@Asbeel: Ay, qué tiempos aquellos! *snif* A mi ya me pillaron un poco más mayor y no me los podían prohibir, pero recuerdo las miraditas que le echaba mi madre a Bulma XDDD
ResponderEliminar@Ender: Y de Ranma ya mejor ni hablamos... que con el capítulo de "hermanita" yo aún estoy traumatizada :S
Amén a lo de las series de animación para adultos, y amén por partida doble a lo de Pocoyó. Yo hasta estoy enganchada! :P