Ya comenté una vez que me explayaría en las gilimemeces que he visto hacer a hombres hechos y derechos por satisfacer sus más bajos instintos. Muy bien, pues ha llegado el momento - Dios, me voy quedando sin ideas de reserva poco a poco >.< - de hablar de ello de modo un poco más amplio.
Una vez, unos amigos míos organizaron un viaje a Málaga en Agosto. Como yo siempre estoy sin un duro, cuando vi que las habitaciones del hotel elegido sólo eran dobles pero yo iba a ir sóla, les comenté el asunto, para ver si alguno de los que también venía sólo se apuntaba a coger una habitación doble conmigo para pagar menos.
El más salido del grupo se ofreció, y como por aquel entonces yo estaba segura de que lo de que estaba más salido que el pico de una mesa era una pose, acepté, contenta de ahorrarme unas perrillas.
Aunque no podía ir toda la semana que habían programado, me las arreglé para ir de viernes a domingo, encadenando vacaciones en Peñíscola con el novio con vacaciones en Málaga con los amigos. Para que luego digan que viciarse al Tetrix de pequeño es malo.
Naturalmente, tras llegar a Málaga, en el grupo se sucedieron, durante todo el fin de semana, las coñitas sobre si habían oído gritos en la habitación, y que dejásemos de hacer el animal que no les dejábamos dormir a los demás. Yo les seguía la coña, porque realmente era gracioso, pero la noche del viernes pasó, y yo salí intacta del periplo, por lo que corroboré que la pose de salido de mi compañero de cuarto era sólo eso, una pose.
El sábado me fui a acostar mucho antes que el resto, que se quedó mirando inernet en otra de las habitaciones, y cuando el chico este llamó a la puerta, yo, como llevaba ya rato acostada, le abrí llevando puesto el pijama que me había traído: Una camiseta de tirantes y un culotte. Entre la neblina del sueño oí algo sobre "una mujer en ropa interior que sale a recibirme...", pero me lo tomé como una broma, le reí la gracia, y me desplomé sobre la cama, segura de caer dormida en seguida.
Pero la temperatura no estaba por la labor de dejarme dormir. Hacía tanto calor que tuve que quitarme la sábana, cosa que hice no sin reticencia, porque no me apetecía que el chico que dormía a mi lado abriese los ojos por un casual y me viera el culo, pero la otra opción era asarse a fuego lento, así que elegí vivir y ser una exhibicionsita. Total, seguramente este hombre estaría ya dormido desde hace rato, que yo sea hipersensible al calor por las noches no quiere decir que todo el mundo lo sea.
"Oye"
Ay Dios mío
"¿Qué?"
"¿Estás despierta?"
"Sí"
"¿Te apetece que... durmamos juntos?"
Mi retorcida mente, que en las raras ocasiones en las que un tío se me insinúa se vuelve un encefalograma plano, pensó en ese momento:
"Pero si ya estamos durmiendo junt... Oh, mieeeerrrrda"
Como no me había terminado de quedar claro si tenía frío y quería acercarse a mí para beneficiarse del calor corporal, o si de veras quería decir lo que yo había oído, le respondí de manera inequívoca, salvaguardando mi ego y su honra a la vez:
"Quiero dormir".
Bien. Claro, concreto, conciso, elegante. Para ser la primera vez que me proponían algo así - y por ende la primera vez que lo rechazaba -, la verdad es que había salido del paso muy educadamente. Captó el mensaje - de hecho, dijo "bien, mensaje captado" - y se dio la vuelta en la cama.
Cinco minutos después se levantó a poner el aire acondicionado - menudo par de lumbreras, la habitación con aire y nosotros durmiendo con la ventana abierta -, y cuando se estaba volviendo a tumbar, dijo:
"¿Estás segura de que no quieres?"
Ahí ya me puse un poco nerviosa. O sea, pensé, que aunque yo haya respondido de tal manera que no le haya humillado, él sigue tentándome para que le aplaste el ego.
Pero no cedí ante el ardiente deseo de destrozarle moralmente, quizá porque si me lo ponía tan fácil no tenía gracia.
"Sí, estoy segura"
"Vale, vale. Tenía que intentarlo"
"Sí, tranquilo. Soy una firme defensora de la perseverancia"
Cinco minutos después, se levantó y se asomó a la ventana a fumarse un cigarrillo. A una ventana muy pequeña, por la que sólo cabía una persona asomada, y que tenía unas fantabulosas vistas a la pared del edificio de enfrente, y nada más.
"¿No quieres ver la Alcazaba iluminada por la luz de la luna?"
De nuevo mi encefalograma plano al ataque: "¿Que se ve la Alcazaba? Pero si esta mañana me he asomado, y no he visto... ey... espera un momento... ¿Quiere que me asome a la ventana... con él detrás y pegado a mi?"
"No. En serio, tío. Quiero dormir"
Pareció que con la tercera negativa se dio por enterado. Este era como los de la Biblia, había que decirle las cosas tres veces para que le quedasen claras.
El resultado de todo aquello fue un bonito ataque de nervios ante la perspectiva de dormirme y que el salido que estaba recostado en la cama de al lado pudiese aprovecharse de la circunstancia. Dormí mal, me levanté a las siete para ducharme, vestirme y salir huyendo de la habitación antes de que se despertara, y calmé mis nervios y mi insomnio con el buffet libre de desayuno del hotel hasta que se levantó el resto de la gente.
Curiosamente, ante las coñitas sobre si habían oído gritos en nuestra habitación durante la noche, él no siguió el chiste. Y yo lo seguí mucho más risueña que otras veces, por cierto.
.................................................
Una vez, unos amigos míos organizaron un viaje a Málaga en Agosto. Como yo siempre estoy sin un duro, cuando vi que las habitaciones del hotel elegido sólo eran dobles pero yo iba a ir sóla, les comenté el asunto, para ver si alguno de los que también venía sólo se apuntaba a coger una habitación doble conmigo para pagar menos.
El más salido del grupo se ofreció, y como por aquel entonces yo estaba segura de que lo de que estaba más salido que el pico de una mesa era una pose, acepté, contenta de ahorrarme unas perrillas.
Aunque no podía ir toda la semana que habían programado, me las arreglé para ir de viernes a domingo, encadenando vacaciones en Peñíscola con el novio con vacaciones en Málaga con los amigos. Para que luego digan que viciarse al Tetrix de pequeño es malo.
Naturalmente, tras llegar a Málaga, en el grupo se sucedieron, durante todo el fin de semana, las coñitas sobre si habían oído gritos en la habitación, y que dejásemos de hacer el animal que no les dejábamos dormir a los demás. Yo les seguía la coña, porque realmente era gracioso, pero la noche del viernes pasó, y yo salí intacta del periplo, por lo que corroboré que la pose de salido de mi compañero de cuarto era sólo eso, una pose.
El sábado me fui a acostar mucho antes que el resto, que se quedó mirando inernet en otra de las habitaciones, y cuando el chico este llamó a la puerta, yo, como llevaba ya rato acostada, le abrí llevando puesto el pijama que me había traído: Una camiseta de tirantes y un culotte. Entre la neblina del sueño oí algo sobre "una mujer en ropa interior que sale a recibirme...", pero me lo tomé como una broma, le reí la gracia, y me desplomé sobre la cama, segura de caer dormida en seguida.
Pero la temperatura no estaba por la labor de dejarme dormir. Hacía tanto calor que tuve que quitarme la sábana, cosa que hice no sin reticencia, porque no me apetecía que el chico que dormía a mi lado abriese los ojos por un casual y me viera el culo, pero la otra opción era asarse a fuego lento, así que elegí vivir y ser una exhibicionsita. Total, seguramente este hombre estaría ya dormido desde hace rato, que yo sea hipersensible al calor por las noches no quiere decir que todo el mundo lo sea.
"Oye"
Ay Dios mío
"¿Qué?"
"¿Estás despierta?"
"Sí"
"¿Te apetece que... durmamos juntos?"
Mi retorcida mente, que en las raras ocasiones en las que un tío se me insinúa se vuelve un encefalograma plano, pensó en ese momento:
"Pero si ya estamos durmiendo junt... Oh, mieeeerrrrda"
Como no me había terminado de quedar claro si tenía frío y quería acercarse a mí para beneficiarse del calor corporal, o si de veras quería decir lo que yo había oído, le respondí de manera inequívoca, salvaguardando mi ego y su honra a la vez:
"Quiero dormir".
Bien. Claro, concreto, conciso, elegante. Para ser la primera vez que me proponían algo así - y por ende la primera vez que lo rechazaba -, la verdad es que había salido del paso muy educadamente. Captó el mensaje - de hecho, dijo "bien, mensaje captado" - y se dio la vuelta en la cama.
Cinco minutos después se levantó a poner el aire acondicionado - menudo par de lumbreras, la habitación con aire y nosotros durmiendo con la ventana abierta -, y cuando se estaba volviendo a tumbar, dijo:
"¿Estás segura de que no quieres?"
Ahí ya me puse un poco nerviosa. O sea, pensé, que aunque yo haya respondido de tal manera que no le haya humillado, él sigue tentándome para que le aplaste el ego.
Pero no cedí ante el ardiente deseo de destrozarle moralmente, quizá porque si me lo ponía tan fácil no tenía gracia.
"Sí, estoy segura"
"Vale, vale. Tenía que intentarlo"
"Sí, tranquilo. Soy una firme defensora de la perseverancia"
Cinco minutos después, se levantó y se asomó a la ventana a fumarse un cigarrillo. A una ventana muy pequeña, por la que sólo cabía una persona asomada, y que tenía unas fantabulosas vistas a la pared del edificio de enfrente, y nada más.
"¿No quieres ver la Alcazaba iluminada por la luz de la luna?"
De nuevo mi encefalograma plano al ataque: "¿Que se ve la Alcazaba? Pero si esta mañana me he asomado, y no he visto... ey... espera un momento... ¿Quiere que me asome a la ventana... con él detrás y pegado a mi?"
"No. En serio, tío. Quiero dormir"
Pareció que con la tercera negativa se dio por enterado. Este era como los de la Biblia, había que decirle las cosas tres veces para que le quedasen claras.
El resultado de todo aquello fue un bonito ataque de nervios ante la perspectiva de dormirme y que el salido que estaba recostado en la cama de al lado pudiese aprovecharse de la circunstancia. Dormí mal, me levanté a las siete para ducharme, vestirme y salir huyendo de la habitación antes de que se despertara, y calmé mis nervios y mi insomnio con el buffet libre de desayuno del hotel hasta que se levantó el resto de la gente.
Curiosamente, ante las coñitas sobre si habían oído gritos en nuestra habitación durante la noche, él no siguió el chiste. Y yo lo seguí mucho más risueña que otras veces, por cierto.
que los hominidos no son de piedra, querida... :-DDDDD
ResponderEliminarVaya aventuras las tuyas (mira, sin haberlo preparado, me ha salido un pareado :-) )
lo que ha molado es el intento poético de la alcazaba;seguro que en cuanto preguntases "¿la alcazaba?" el chico te hacía una ríma de "el informal" que termine en "calzaba" y se hubiese ganado una buena ostia, así que hiciste bien en contestar solo "No" :-D
Era el último fin de semana de Agosto, en Málaga. Tenía calor. La noche anterior no había pasado nada. Qué iba a dormir, con un burca, por consideración a su tensión arterial? >.<
ResponderEliminarPues esto es sólo el principio... tengo infinidad de anecdotas de este estilo de cuando estaba delgada *sigh* XD
Yo ya le contestaba monosílabos más que nada porque el sueño y el calor no me dejaban articular más ^^U
A mi lo de "quieres que durmamos juntos?" fue lo que me marcó. Así, en plan romántico y seductor. ¿Cómo puede una mujer negarse a una proposición así? XD
Siempre he pensado que ante proposiciones así la mujer se levanta, te rocía con spray anti-violadores, prende fuego a la habitación mientras agonizas, y luego baila sobre tus cenizas.
ResponderEliminarY el tío este lo intentó varias veces???? WTF?? Os estáis ablandando!
O puede que lo que yo digo sólo pase en Bilbao... xD
Quizá es por empatía... yo sé lo que es que te destrozen el ego y no dejen ni las cenizas, así que intento evitar dañar egos ajenos... salvo que el tío se lo merezca ^^U
ResponderEliminarPero sí, lo que dices sólo debe pasar en Bilbao, porque en Madrid nunca he oído de un caso similar o_O
los de "vaya semanita", al menos, se quejan de que en el País Vasco se folla menos que en la reunión internacional de organismos unicelulares...
ResponderEliminares empatía. La misma que te hace escuchar a la operadora de turno por qué tienes que cambiarte de operadora durante 5 minutos. Y cuando le dice sque no, ella ya ha asuido que la has escuchado porque dudas, no por educación, y está desplegando toda la artillería de psicología barata a ver si consigue que te pases de truñofónica a chorrafone.
Los de Vaya semanita exageran un poco. Yo he visto algún capítulo en el que sí follan. Pero no veas la pasta que se dejaron en efectos especiales... :P
ResponderEliminarDios, las 11 y nadie baja a por un café!! Yo quiero comerme mi rollito de jamón y queso! Mierda de compis de curro...
PD: es bromita, es que en Bilbao nos gusta exagerar un poco. Yo admito que la culpa es mía en un 80% de las veces ^^