Gracias a que vivo en el puto infierno, no tengo aire acondicionado, y hasta las tres de la madrugada no comienza a hacer una temperatura compatible con la vida, por mucho que me tenga que levantar a las seis y media mi cuerpo se niega a conciliar el sueño hasta las tres o las cuatro.
La consecuencia de acostarse a las tres - esto es lógica de proposiciones pura - es que a las seis y media igual se levanta alguien, pero yo no. Y mira que me programo el despertador del móvil, con la música del apocalipsis arcano, fuera de mi alcance para tener que levantarme y despertarme en el proceso de apagar la alarma. Pero es que ni con esas. Me despierto siempre entre las siete y las ocho, con el móvil en la mano aún sonando cada diez minutos, y sin tener ni idea de cómo ha llegado a parar al colchón desde la otra punta de la habitación sin que yo me enterase de nada.
Hoy ha habido suerte y me he despertado a las siete y cuarto. Tan contenta me he puesto, que he decidido celebrarlo durmiendo otros diez minutos. Y, como era de esperar, he vuelto a abrir los ojos a las ocho menos cuarto.
Ya un poco atacada - aunque tampoco era tan tarde como para llamar a los federales, y además creo que de eso en España no hay - me vestí, revisé el contenido de la mochila, que ya empezaba a pesar como si hubiera matado a alguien y metido su cadáver descuartizado dentro - pero sólo era una botella de agua a medias, qué desilusión -, y salí por la puerta de casa, con un estado de ánimo extrañamente asertivo.
Mientras bajaba el ascensor, de pronto aquello frena en seco con un bonito tumbo, y se queda ahí parado. Miro la planta en la que se ha parado, pero no hay numerito. Le doy al botón de apertura de puertas, y nada. Pulso todos los pisos, y nada. Me lío a patadas con la puerta interior, y nada. No sabía si aquello se iba a descolgar de golpe y me iba a pasar como a los de Resident Evil, así que me agarré a los asideros por si acaso, y comencé a pulsar el botón de alarma - que además de sonar como si todos los bebés del mundo se hubiesen puesto a chillar a la vez, llama al servicio técnico - hasta que una señal de estática muy amable me pidió la dirección del edificio y me aseguró que "en seguida" mandaban a un mecánico.
Diez minutos después yo estaba sentada en el ascensor intentando respirar con normalidad, tras haber abierto la puerta interior y apaleado la exterior un buen rato sin resultados. Soy un poco claustrofóbica - dato que quizá os haga entender mejor mi súbito interés por practicar kick boxing con la puerta del ascensor -, y encima llegaba tarde al curro, así que me estaba poniendo un poquito de los nervios.
De pronto aparece un señor que bajaba en el otro ascensor, y me dice que estoy en el bajo. Ah, bien, al menos no moriré estampada contra el techo de un ascensor en caída libre, algo es algo.
Pero el señor también llega tarde al trabajo - deporte nacional, como todos sabemos - , así que se marcha. Cinco minutos después aparece una señora, que dice que su marido - supuse que sería el que me había hablado antes - le había pedido que "bajase a hacerme compañía".
Hay que joderse, todo el edificio retumbando con la alarma de los huevos, y la única persona que sale a ver qué ha ocurrido es porque se lo ha pedido su marido. Les tengo que preguntar a mis vecinos qué marca de somníferos usan, porque es la bomba.
La señora, todo simpatía, intenta abrir la puerta con un tirón de esos que un bebé de pecho interpretaría como una caricia. Obviamente, la puerta no se abre. Le informo de que hacía unos quince minutos que me dijeron que los mecánicos llegarían en cinco, y la señora, todo empatía, lo lamenta, y como jugueteando, coge el asa de la puerta y tira un poquito.
Y la puerta va y se abre.
Conclusiones (muy a lo ley de Murphy):
- Si un ascensor se atasca contigo dentro, te mantendrá dentro el tiempo suficiente para que llegues tarde al trabajo. Rebasado ese límite, se desatascará sólo.
- A las ocho de la mañana de un viernes la gente es sorda. Especialmente el presidente de la comunidad de vecinos.
- La llave maestra de los ascensores no se necesitará hasta que la única persona que sabe dónde encontrarla no esté presente.
Ni localizable.
- El tiempo pasa de manera diferente para los mecánicos de atención 24 horas que para la gente corriente. Lo que para un mecánico es un segundo, para el resto de los mortales es medio minuto.
Dicen los que creen en el karma que si tu estado de ánimo es triste y estás enfurruñado atraerás cosas malas, y si de lo contrario te muestras feliz y siembras el bien, atraerás las cosas buenas. Bien, yo ni creo ni dejo de creer en ello, pero que alguien me explique cómo cojones voy a poder mostrarme feliz si desde mediados del mes pasado el mundo no para de meterme puñaladas.
Y que conste que yo a mediados del mes pasado era muy feliz e iba sembrando el bien, eh?
Habemus propinum:
La consecuencia de acostarse a las tres - esto es lógica de proposiciones pura - es que a las seis y media igual se levanta alguien, pero yo no. Y mira que me programo el despertador del móvil, con la música del apocalipsis arcano, fuera de mi alcance para tener que levantarme y despertarme en el proceso de apagar la alarma. Pero es que ni con esas. Me despierto siempre entre las siete y las ocho, con el móvil en la mano aún sonando cada diez minutos, y sin tener ni idea de cómo ha llegado a parar al colchón desde la otra punta de la habitación sin que yo me enterase de nada.
Hoy ha habido suerte y me he despertado a las siete y cuarto. Tan contenta me he puesto, que he decidido celebrarlo durmiendo otros diez minutos. Y, como era de esperar, he vuelto a abrir los ojos a las ocho menos cuarto.
Ya un poco atacada - aunque tampoco era tan tarde como para llamar a los federales, y además creo que de eso en España no hay - me vestí, revisé el contenido de la mochila, que ya empezaba a pesar como si hubiera matado a alguien y metido su cadáver descuartizado dentro - pero sólo era una botella de agua a medias, qué desilusión -, y salí por la puerta de casa, con un estado de ánimo extrañamente asertivo.
Mientras bajaba el ascensor, de pronto aquello frena en seco con un bonito tumbo, y se queda ahí parado. Miro la planta en la que se ha parado, pero no hay numerito. Le doy al botón de apertura de puertas, y nada. Pulso todos los pisos, y nada. Me lío a patadas con la puerta interior, y nada. No sabía si aquello se iba a descolgar de golpe y me iba a pasar como a los de Resident Evil, así que me agarré a los asideros por si acaso, y comencé a pulsar el botón de alarma - que además de sonar como si todos los bebés del mundo se hubiesen puesto a chillar a la vez, llama al servicio técnico - hasta que una señal de estática muy amable me pidió la dirección del edificio y me aseguró que "en seguida" mandaban a un mecánico.
Diez minutos después yo estaba sentada en el ascensor intentando respirar con normalidad, tras haber abierto la puerta interior y apaleado la exterior un buen rato sin resultados. Soy un poco claustrofóbica - dato que quizá os haga entender mejor mi súbito interés por practicar kick boxing con la puerta del ascensor -, y encima llegaba tarde al curro, así que me estaba poniendo un poquito de los nervios.
De pronto aparece un señor que bajaba en el otro ascensor, y me dice que estoy en el bajo. Ah, bien, al menos no moriré estampada contra el techo de un ascensor en caída libre, algo es algo.
Pero el señor también llega tarde al trabajo - deporte nacional, como todos sabemos - , así que se marcha. Cinco minutos después aparece una señora, que dice que su marido - supuse que sería el que me había hablado antes - le había pedido que "bajase a hacerme compañía".
Hay que joderse, todo el edificio retumbando con la alarma de los huevos, y la única persona que sale a ver qué ha ocurrido es porque se lo ha pedido su marido. Les tengo que preguntar a mis vecinos qué marca de somníferos usan, porque es la bomba.
La señora, todo simpatía, intenta abrir la puerta con un tirón de esos que un bebé de pecho interpretaría como una caricia. Obviamente, la puerta no se abre. Le informo de que hacía unos quince minutos que me dijeron que los mecánicos llegarían en cinco, y la señora, todo empatía, lo lamenta, y como jugueteando, coge el asa de la puerta y tira un poquito.
Y la puerta va y se abre.
Conclusiones (muy a lo ley de Murphy):
- Si un ascensor se atasca contigo dentro, te mantendrá dentro el tiempo suficiente para que llegues tarde al trabajo. Rebasado ese límite, se desatascará sólo.
- A las ocho de la mañana de un viernes la gente es sorda. Especialmente el presidente de la comunidad de vecinos.
- La llave maestra de los ascensores no se necesitará hasta que la única persona que sabe dónde encontrarla no esté presente.
Ni localizable.
- El tiempo pasa de manera diferente para los mecánicos de atención 24 horas que para la gente corriente. Lo que para un mecánico es un segundo, para el resto de los mortales es medio minuto.
Dicen los que creen en el karma que si tu estado de ánimo es triste y estás enfurruñado atraerás cosas malas, y si de lo contrario te muestras feliz y siembras el bien, atraerás las cosas buenas. Bien, yo ni creo ni dejo de creer en ello, pero que alguien me explique cómo cojones voy a poder mostrarme feliz si desde mediados del mes pasado el mundo no para de meterme puñaladas.
Y que conste que yo a mediados del mes pasado era muy feliz e iba sembrando el bien, eh?
Habemus propinum:
Es que a quien se le ocurre hacer Kick Boxing con una puerta, pudiendo hacerle WT, así normal que no pudieras salir.
ResponderEliminarSeguro que tu vecina controla... :P
ascensor: seguro que la señora es superwoman camuflada. Pégala con una silla en la cabeza para comprobarlo :-P
ResponderEliminarsparkling jokes: " ¿y qué me vais a matar? ¿de un destello? ¡¡aaaay, que me quedo ciego, el vampiro luminosoo me ha cegadooo! ¡ tendrá ladillas- luciérnagas, tambiéen y me las lanzará a la cara! ¡ooooh, qué miedo!!"
@Asbeel: que sepas que a partir de ahora eres wingtsun man. Te lo has ganado a pulso. Y date con un canto en los dientes que no te planto "primavero florido" (uhm... pero ahora que lo leo, qué bien suena...) XDDDD
ResponderEliminarSeguro que mi vecina usó la Fuerza, qué cojones. Que eso no fue normal o_O
@Ender: No había caído, la próxima vez que la vea pruebo con lo más contundente que tenga a mano! XD
Y yo que pensaba que me estaba pasando de pesada con las coñas de crepúsculo... pero veo que no, que nunca se hacen demasiadas coñas sobre los vampiros de svaroski (o como se escriba) XDDDD