Hay mañanas en las que uno se levanta sin ganas de vivir.
Son esas mañanas grises - no necesariamente frías ni lluviosas, sino simplemente grises - en las que te despiertas del mismo humor que el tiempo. En las que no tienes por qué levantarte de la cama, así que no lo haces y te quedas tumbado mirando fijamente por la ventana, a esa mañana gris que tampoco parecer tener muchas ganas de levantarse. Y piensas en nada en concreto y en todo en general, mientras rezas para que el día acabe cuanto antes, porque lo único que deseas es poder volver a disfrutar del dulce regalo de las ocho horas de inconsciencia que da la noche...
...
¿No habéis notado que, cuando estáis haciendo un viaje muy largo, la última media hora siempre parece que dura más que el resto del trayecto?
Pues algo parecido me está pasando a mi.
Llevo año y medio aguantando paladas de mierda como una campeona.
He aguantado el estar durante casi un año en la lista negra de las consultoras madrileñas sólo por haber hecho valer mis derechos ante una empresa que quería chulearme dos mil euros. He soportado que la persona a la que más he querido en mi vida me dejase porque era un estorbo para él, y luego comenzase una relación con una chica de la que solía reírse cuando estaba conmigo. He soportado que me echasen de dos pisos en dos meses por capricho de la casera y maldad general de mis compañeras de vivienda. He aguantado vivir en una mierda de habitáculo que ni se puede llamar piso ni nada, porque era eso o acabar con todas mis cosas en la calle. He aguantado que el banco me demandara, que mi casero me intentara echar del piso, que mi teléfono sonara cada media hora y siempre fuera alguien reclamando dinero, porque no tenía suficiente ni para comprar comida, más para pagarles a ellos. He aguantado un trabajo de mierda como camarera que más que un curro eran trabajos forzados, con un contrato de media jornada trabajando jornada y media, con un jefe al que le importaba una mierda si me rompía un brazo o si me quemaba con la lejía, y que me despidió por ponerme mala tres días. He aguantado entrevista tras entrevista de trabajo en la que me soltaban a la cara que con mi edad y mi experiencia pedir mil euros al mes era descabellado, cuando en mi primer trabajo, hace cinco años, cobraba mil quinientos. He tenido que bajar mis aspiraciones económicas hasta cifras irrisorias, hasta el punto de plantearme si no cobraría más de dependienta, para que no me descartaran en el primer barrido en las empresas en las que solicitaba trabajo. He aguantado la humillación de entregarme a una persona que se avergonzaba de mi, me escondía a sus amistades y me intercalaba con otras mujeres, aparte de darme información bastante exhaustiva sobre esto último. He aguantado la presión de saber que si no conseguía trabajo en un mes me vería en la calle, que aunque pusiera en venta mis posesiones - que no son más que un montón de libros y unas cuantas figurillas frikis -, nadie quería comprarlas, y que aún vendiéndolas todas seguiría sin tener suficiente para poder pagarme un techo. He soportado el desplante de que alguien con capacidad de sobra para ayudarnos a mi pareja y a mi a no acabar en la calle no lo hiciera "porque eso me habría beneficiado a mi de algún modo", y no poder decirle cuatro frescas porque a fin de cuentas el chico tampoco tenía por qué ayudarnos. He aguantado que, después de firmar un contrato, de la empresa en cuestión no le saliera de los cojones llamarme para empezar a trabajar hasta un mes después, jodiéndome la vida y poniendo en la cuerda floja mi permanencia en un sitio con paredes y techo. He aguantado que después de cinco años de cumpleaños de mierda en los que ni mi familia se acordara de mi, cuando por fin me ilusiono y organizo una fiesta en la que no puedo invitar pero en la que quiero compartir un buen rato con mis amigos, nadie se presente porque esa noche hacía frío.
Y no es que lo haya aguantado todo con una sonrisa, pero en líneas generales he estado poniendo buena cara casi todo el tiempo.
Cuando firmé ese puto contrato, a finales de Octubre, estaba tan convencida de que las cosas empezarían a mejorar a finales de Noviembre, que reuní todas las fuerzas que me quedaban, cogí toda la mierda que aún llevaba a cuestas, y tiré para adelante.
Sólo un mes más, me dije. Sólo un mes más, y las cosas mejorarán. Sólo un mes más, y podré dejar de hacer la compra en el supermercado con la calculadora en ristre para no pasarme de cierta cantidad. Sólo un mes más, y podré comprarme unos pantalones como Dios manda y dejar de llevar estos cubiertos de manchas de lejía. Sólo un mes más y podré hacerme algo en el pelo para que las raíces de cinco centímetros que ya llevo dejen de verse.
Y ahora resulta que, como de la empresa han tardado un mes en llamarme para comenzar, tengo que aguantar otro mes más. Otro mes sin poder comprar atún o salmón porque están muy caros. Otro mes sin poder comprar la cuña de queso gouda que me mira cada vez que paso por el pasillo de embutidos del DIA. Otro mes vistiendo la misma mierda de ropa estropeada porque en mi trabajo de camarera no me dieron uniforme y me la destrocé con la lejía que usaba para limpiar. Otro mes saliendo a la calle dando risa con las raíces del pelo que ya van por siete centímetros. Otro mes sin poder ni comprarme un puto libro porque no son cosas necesarias.
Había reunido fuerzas para un mes más, no dos. Tenía suficiente dinero para aguantar un mes más, no dos. Y, joder, sé que sonará a risa, pero me había hecho a la idea de que podría comprarme el puto Cataclysm en edición coleccionista cuando saliera.
En Diciembre, no en Enero.
Cada puto día de este puto mes se me está haciendo tan largo como el mes entero: Cenas de navidad, amigos que quedan para tomar algo, películas que se estrenan, ropa que se expone en escaparates, clases de artes marciales, o simplemente un puto turrón en el expositor del supermercado... Quería haber comprado espumillón, haber puesto un adorno en la puerta, haber adornado la casa conforme a las fiestas, haber hecho regalos a mis seres queridos - que gracias al desplante de mi cumpleaños se han reducido drasticamente -... No sé, quería haber vivido un poquito, porque desde Junio del año pasado no tengo constancia de haber hecho otra cosa más que pasarlo mal.
Sé que sólo son 30 días, pero yo ya no puedo aguantar así un sólo día más. Llamadme mimada, llamadme consentida, decid que se nota que no he conocido una crisis de verdad. Pero estoy harta de estar preocupada por no poder pagar las facturas, de regañar a mi novio cada vez que se gasta más de diez euros en salir los fines de semana, de tener que comprar cada vez menos comida porque si me paso no puedo pagar el recibo de la luz.
Estoy hasta los cojones. Y por mucho que sólo tenga que aguantar un mes más, es que ya no me quedan fuerzas ni para un puto día.
Ah... pero hay que seguir adelante, no? Porque qué otra opción tengo? Alguien va a venir a ayudarme, a quitarme la carga, a hacérmela aunque sea un poco más llevadera?
No. Y es así para mi como lo es para todos los que tuvimos la mala suerte de nacer pobres. Así que toca joderse.
O eso, o cortarse las venas.
...
Comienzo a pensar que quizá un corte en forma de rayo quedaría bien con mi color de ojos...
"He aguantado la humillación de entregarme a una persona que se avergonzaba de mi, me escondía a sus amistades y me intercalaba con otras mujeres, aparte de darme información bastante exhaustiva sobre esto último."
ResponderEliminarSobre esto, mea culpa. Nunca podré implorarte suficiente perdón.
"O eso, o cortarse las venas.
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Comienzo a pensar que quizá un corte en forma de rayo quedaría bien con mi color de ojos..."
Esto, NI EN BROMA. En serio, NI EN BROMA.
Ánimo, mi amor, podemos. PUEDES.
Por esta vez pase.
ResponderEliminarPero que no se repita.
A ser felices, es una puta orden!
Hay veces que nos gustaría tirar la toalla, quedarte tumbada en el suelo y dejar que te pisoteen o te escupan, sintiendo que esa es la mejor manera de estar porque nada merece la pena. Pero eres una luchadora, lo se de sobra aunque solo te conozca fugazmente, seguramente un reflejo de lo que eres en realidad, a través de pequeñas palabras ya sea del blog, ya sea del twitter.
ResponderEliminarUn mes más pueden ser dos, se que es duro, a veces la vida nos sorprende con cosas que ni tu misma te habrías imaginado en el peor de tus pesadillas. Pero claro que puedes porque has demostrado lo que vales y a donde puedes llegar. Sé que sobran las palabras, no sirve de nada decirte algo más... Solo puedo enviarte mucho ánimo y desearte lo mejor para el año que viene. Seguro que será muy distinto a este :) Un beso y un abrazo enormes!