No soy una persona soberbia.
O sí, no sé. A veces me dan ataques de "tú no sabes con quién estás hablando"-itis, y me sorprendo a mi misma considerándome mejor que ciertas personas. Pero la verdad es que tengo una opinión bastante pobre de mi misma. Gorda, feucha, bajita, de manos pequeñas y regordetas, más bien poco espabilada, con tendencia a cabrearme y a los ataques de nervios, maleducada, bruta... un dechado de virtudes, vamos.
Salvo en el pequeño lapso de tiempo que estuve viviendo en Fuenlabrada - y no todo el tiempo -, siempre me he considerado una mierda, tan deprimente y triste que ni siquiera merece la pena reírse de ella.
Aunque otra cosa que he tenido siempre clara, quizá gracias a los tirones de manta que me daba mi madre cuando no quería ir al colegio porque se reían de mi en clase, es que por mucho que yo no quiera salir de casa, nadie va a salir en mi lugar a vivir mi vida por mi. Nadie me va a traer la vida a mi cuarto para que yo no tenga que levantarme de la cama.
Así que mejor me levanto y hago lo que tenga que hacer cuanto antes, para poder volverme a la cama.
Es una manera de ver la vida un poco derrotista, pero si te paras a pensarlo es la táctica de supervivencia definitiva. No importa lo deprimida que estés, no importa lo mal que te vaya todo, que te haya dejado el novio, hayas perdido el trabajo, te hayan echado de tres pisos compartidos en el trascurso de dos meses, o tu familia te haya dejado de hablar. Porque sigue siendo tu carga, y por muy desastrosa que sea, te tienes que ocupar de ella. Como un perrillo enfermo al que le tienes que costear el veterinario y las medicinas, comprar comida especial y dar mimos para que se mejore. Solo que a diferencia del perrillo, la vida no es algo que se pueda dejar en una esquina y de lo que te puedas olvidar. La vida es una responsabilidad que está siempre ahí, te guste o no.
Así me educaron desde bien pequeñaja. Así he crecido, y así es como vivo. No importa lo jodido que sea cada día, siempre habrá un mañana todavía más jodido si no haces algo al respecto. No vales para una mierda, no le importas a nadie, eres un completo y total desastre. Pero aún así tienes que tirar para adelante.
Y oye, para adelante sigo.
...
Argh, esto pretendía ser otro tipo de entrada. Pero ya se sabe, uno comienza a escribir con una idea, y cuando se quiere dar cuenta...
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