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¿Filosofía barata? No, exceso de estrógenos

Dicen que el amor, cuando es verdadero, es para siempre. Cuando no es deseo de poseer a alguien, encaprichamiento, o mera tontería adolescente, cuando es voluntad sincera de entregarse a alguien, de hacer sus días más felices, de estar ahí siempre que te necesite, uno no puede levantarse una mañana y simplemente dejar de sentirlo.

Uno no deja de sentir lo que sintió. Uno no puede olvidar lo que sintió. Por eso duele tanto tener que dejar un amor atrás, no porque quieras, sino porque te han obligado a hacerlo.

Duele demasiado, trae demasiados recuerdos, el saber que algo tan profundo, tan sincero, tan hermoso, puede aparecer y desaparecer como si de un truco de magia se tratase. Uno no tendría que verse obligado a dejar de sentirlo. Uno no debería verse traicionado de esa manera. Simplemente, es demasiado cruel.

No quiero volver a escribir palabras de amor que luego me harán llorar cuando las relea. No quiero tener que borrar entradas de blog porque me avergüenzo de ver cuánto quise y lo poco que me quisieron. No quiero recordar la facilidad con la que se desvaneció lo que alguien sintió por mi. No quiero tener que volver a olvidar lo que siento porque por quien lo sentía me ha abandonado.

Pero sobre todo, me niego a volver a sentir esto por alguien que no seas tú.



Haz que no tenga que borrar nunca más una entrada de blog, por favor.

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