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Mostrando entradas de julio, 2010

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He leído en algún sitio, o quizá visto en alguna película, que cuando quieres a alguien eres incapaz de hacerle daño a sabiendas. Yo he sentido en mis propias carnes esa sensación, entre otras, en todas las ocasiones que tenía tu teléfono móvil en mi mano, todas las veces que pensé en copiar su número de móvil y llamarla para que supiese de mi, todas las veces que estuve tentada de hablar más de la cuenta con tus amigos, sólo para que dejasen de verme como el ser patético que perseguía un imposible, y viesen que ni yo era tan patética ni tú tan intachable. Pero no lo hice. Porque eso te habría hecho más daño que cualquier otra cosa que pudiera pensar, y jamás me hubiese perdonado el perjudicarte. Parece ser que la recíproca no se da, a la vista de los hechos. No te voy a culpar, nadie ha sido nunca capaz de quererme, y no vas a ser tú el primero. Y yo ya estoy tan acostumbrada a que me hagan daño, que si te soy sincera, el tiempo que me tuviste engañada casi lo eché de menos.

Light, por favor

A veces desearía poder tener acceso a esa versión descafeinada del amor. El amor light, se mire por donde se mire, sólo tiene ventajas. No te desconcentra de tu trabajo con imágenes de la persona amada, ni te impide dormir por las noches pensando en dónde y con quién estará pasando las horas que tú pasas pensando en ella. No produce hormigueo en el estómago cuando te llama o te la encuentras por la calle, ni dolor de ídem cuando pasas las horas muertas esperando noticias suyas. No enturbia tus planes de futuro con versiones alternativas irrealizables, y mucho más apetecibles, en las que hay alguien a tu lado. No altera tu estado de ánimo cual coctel de hormonas, haciéndote la persona más feliz del mundo cuando te sonríe, y la persona más desgraciada cuando te cuenta que ha pasado la noche con otra. Obviamente, tampoco reporta las satisfacciones inherentes al sentimiento propiamente dicho. Pero si el precio a pagar para no sufrir tantos desórdenes de la conducta es tan pequeño como no p...

Ya no quiero más

Estoy cansada. Estoy cansada de luchar por causas perdidas sólo porque me enseñaron que si me esfuerzo realmente, conseguiré lo que quiera. Estoy cansada de que me den falsas esperanzas una y otra vez, y yo sea tan tonta como para creérmelas todas y cada una de ellas. Estoy cansada de que la gente me muestre una cara mientras está conmigo, y a mi espalda muestren otra totalmente diferente. Estoy cansada de que me mientan, y de creerme las mentiras. Estoy cansada de tener miedo al desengaño, y más aún, de dejar de tenerlo sólo para que el desengaño llegue tarde o temprano. Y Dios, de lo que realmente estoy cansada, hasta un punto que no os podéis imaginar, es de entregarme. De confiar, de querer, de creer, de enamorarme. Perdí el miedo de nuevo, porque tú me dijiste que no lo tuviera. Confié de nuevo, porque tú me dijiste que confiara en lo nuestro como tú confiabas. Me ilusioné de nuevo, porque tú me dijiste que me ilusionara contigo. Y, era de esperar, al cortar todas las trabas que y...

Armitas por aquí, armitas por allá... (parte 2)

Muy bien mis pequeños padawanes. Las tres de la mañana me parece una hora tan buena como cualquier otra para escribir un post. Y aunque lo que me pide el cuerpo ahora mismo es autocompasión de la de calidad, creo que por una vez voy a pasar del tema y me voy a dedicar a hacer algo constructivo con mi insomnio. Porque es así como se olvidan las neuras, pasando de ellas ampliamente. Estábamos hablando de cómo era el mecanismo de disparo de una pistola, para poder entender mejor el mecanismo de una réplica de airsoft. Ahora pasemos a las réplicas propiamente dichas: Las réplicas usadas en airsoft suelen tener la apariencia de armas de fuego reales, salvo por el hecho de que están diseñadas para disparar proyectiles de PVC de bajo peso y de 6 u 8 milímetros de diámetro. Se las puede clasificar conforme a su principio de operación, que puede ser mediante muelle (spring), mediante gas, o eléctrico (AEG, de automatic electric gun). Como el mecanismo de disparo es básicamente una copia del de ...

Armitas por aquí, armitas por allá...

Ayer estaba Adrián enseñándome un rifle de gas en esta bonita página , cuando me asaltó una duda: ¿Qué tipo de gas es exactamente el que llevan las réplicas de airsoft? Ya sé que CO2 no es, porque esas están prohibidas en las partidas por ser demasiado potentes; pero entonces, qué es lo que lleva el cargador? Y ya puestos, ¿cómo exactamente funciona el mecanismo de una réplica de gas? ¿Y de una eléctrica? Y hete aquí que, como cuando me entró curiosidad por saber cómo era el ordenador de mi padre y me metí a la carrera de informática, he decidido documentarme. Con la pequeña diferencia de que entre que no hay carrera de "cómo funcionan las réplicas de airsoft" per se, y que ahora hay una cosa muy útil que se llama internet y en la que se pueden encontrar datos de ese tipo, esta vez no me será necesario estudiar durante ocho años para saber qué narices hace que las bolitas de 6 milímetros de diámetro que tienen las réplicas por munición hagan tanto daño cuando te disparan. Emp...

Olvidar

Quiero ser capaz de dejar de luchar. Quiero que esta maldita inercia que me obliga a seguir adelante, a arrastrar con lo que me echen, a levantarme cada vez que caigo, desaparezca. Quiero ser capaz de despertarme una mañana y desprenderme sin ninguna emoción de todas mis posesiones, y desaparecer del mundo sin echar de menos a nadie, sin recordar a nadie. Quiero olvidar que mi alma albergaba bellas ilusiones, y que donde el vacío más negro lo llena todo, hubo una vez un corazón hermoso. Quiero olvidarme de mi nombre, de mi vida, de mi rostro, de la gente a la que he querido y amado, de la que amo y quiero, de la que conocí y conoceré. Quiero olvidarme de que algún día tuve un hogar, y de cómo regresar a él. Quiero olvidarme de que una vez fui capaz de soñar y de amar. Quiero olvidarme de que una vez existí. ... Quiero olvidarme de luchar.

¿Y ahora yo qué hago?

Tengo una pequeña duda que plantearos. Imaginaos que, por avatares de la existencia, lleváis nadando en un océano inmenso, del que no sabéis absolútamente nada, una cantidad ingente de tiempo. Tanto tiempo que ya ni recordáis qué se supone que hacíais con vuestra vida antes de estar nadando. Cada vez que parece que avistáis tierra firme, o es un espejismo o la isla, según llegáis a ella, misteriosamente se hunde bajo las aguas, y tenéis que volver a nada de nuevo, porque es obligatorio seguir moviendo brazos y piernas, aunque sin saber exactamente hacia dónde o por qué. El agua de este océano, además, tiene la propiedad de volverse más densa cuanto más cansados estáis, y curiosamente, los periodos de descanso en las islas antes de que estas se hundan, ojo al dato, no os hacen sentiros más descansados, sino bastante más exhaustos, cuando el suelo se hunde bajo las aguas y debéis comenzar a nadar de nuevo. Con esta premisa planteada, imaginad ahora que, mientras manoteáis con fuerzas sac...