El apuesto príncipe, engalanado con su brillante armadura, se ciñe la espada al cinturón, se monta en su brioso corcel, y parte al rescate de la dulce e inocente doncella, hija del posadero, que raptó de la aldea un dragón. La luz del alba reluce en su plateada armadura mientras se aleja hacia el acantilado donde reside la malvada bestia. Ese mismo día, el príncipe vuelve a la aldea, con la luz del ocaso relumbrando de nuevo sobre el metal de su coraza, sujetando por la cintura a la doncella, que va sentada en la silla del caballo delante de él, e inundando de alegría los corazones de los aldeanos, que rebosan de agradecimiento y amor hacia su señor. Una historia muy bucólica, ¿verdad? Pero vamos a repasarla punto por punto. En primer lugar, ¿qué es eso del apuesto príncipe de brillante armadura? Qué pasa, ¿que por haber nacido hijo de un rey tienes que ser apuesto, y convertirte en un caballero andante musculoso y solidario con tus súbditos? No puede haber nacido bajo o feo, o ser gor...