La semana pasada me encontré una noticia realmente curiosa en uno de los panfletos que dan a la entrada de la renfe al ir al trabajo. Se trata de uno de los típicos estudios que sacan de vez en cuando sobre lo pernicioso de las series de dibujos animados que se emiten en televisión, de los que han salido perlas como que Pumba y Timón o Epi y Blas son pareja de hecho y un mal ejemplo para los niños, y como tal no deberían emitirse en horario infantil - que, según los mismos que hacen el estudio, abarca desde las seis de la mañana hasta las dos de la madrugada del día siguiente -. No fue el estudio en sí lo que me llamó la atención; ya estamos acostumbradas a que los padres, al no ser capaces de controlar a sus monstruito... esto... criaturitas, quieran que sea el estado quien los eduque. Lo que me llamó la atención fue que, entre las típicas series contra las que siempre arremeten - léase Los Simpsons y Bola de Dragón - estaba Pocoyó. De pronto, la serie española con más premios educati...